”En su grandeza y su esplendor, el mundo
estaba al fin presente”
(Louise Glück)
Hay dos escritores que casi nunca fallan en su entrega, semanal o quincenal, en el periódico. Se puede estar en desacuerdo con sus opiniones o a disgusto con sus gustos pero es imposible no ver en ellos la literatura, cosa que no se puede decir de la mayoría de cuantos escriben. Hay periodistas que te obligan a hacer una pausa y a poner en cuestión tus más firmes convicciones. Y eso es bueno, para qué leer si no los periódicos. Pero en Vila-Matas y Leila Guerreiro está la rareza del intangible literario.
Hace unos días Vila-Matas evocaba el París becketiano de este modo: “La Avenida del General Leclerc, por ejemplo, sigue inspirando una poesía de rara belleza y sumerge al despistado paseante en la radical desolación de los lugares que sentimos tan bellos como excesivamente desamparados, quizás porque allí se desploma siempre el lenguaje”. Y un poco más atrás, en esta otra entrega, con la referencia a El viaje de invierno, de Geroge Perec, abría un sinfín de cajas chinas literarias. Síguelas y verás qué es la literatura.
Los dos versos que, hoy, Guerreiro cita de Louise Glück hacen que uno se reconcilie con el vivir si alguna el pesimismo de estos años pudo con uno. La literatura es la vida.
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