¿Qué
sería del hombre sin una vivienda? Lo estamos comprobando estos días
donde el entorno prácticamente se ha reducido al pequeño espacio
donde nos podemos mover. Nos condiciona. Determina nuestros
movimientos pero también nuestra manera de concebir la realidad. Si
ampliamos el enfoque esa vivienda se llama Tierra. En la historia de
la Tierra el periodo actual donde la humanidad ha prosperado es un
pestañeo. Ese pestañeo es el Holoceno, apenas 11.700 años, el
último periodo postglacial, durante el que se han desarrollado los
episodios que han dado pie a la afirmación de la civilización tal
como la conocemos: el sedentarismo, la agricultura, la urbanización
y las sucesivas revoluciones hasta llegar a la tecnológica actual.
Sin el calentamiento que ha sucedido a la última glaciación, la
civilización no hubiese sido posible. Los últimos 2,6 millones de
años de la vida de la Tierra son una sucesión de largos periodos de
intenso frío con formación de amplios y anchos casquetes de hielo
(unos 100.000 años), alternados con breves periodos postglaciales
(de unos 10.000 años) en que el ascenso de la temperatura, la
retirada del mar y la consiguiente emersión de las tierras
continentales han favorecido la vida compleja. Sin la acción humana
sobre la Tierra (consumo de energía fósil y expulsión a la
atmósfera de dióxido de carbono) probablemente estaríamos cerca de
comenzar un nuevo ciclo. Igualmente,
este periodo cíclico de largos inviernos y breves veranos es un
pestañeo comparado con la larga historia geológica. Hemos de
remontarnos 5 millones atrás para que apareciesen los homininos en
el Valle del Rift, en África Oriental, la rama humana del árbol
evolutivo, tras separarnos del resto de los primates; 50 millones de
años para que la Tierra viese aparecer a
los
primates y los ungulados gracias a un máximo térmico de origen
biológico, entre el paleoceno y el eoceno, en un breve lapso de unos
10.000 años; 150 millones para que se formase el petroleo en los
fondos oceánicos, tan imprescindible para sustentar nuestro modo de
vida actual; 350 millones para que en las cuencas del antepaís bajo
las grandes cordilleras se formase el carbón con el que se inició
la revolución industrial y 500 millones para que la vida animal
surgiese en la Tierra.
Han
tenido que darse una serie de circunstancias para que todo eso
sucediese. La distancia al sol, la composición de la Tierra, la
variación climática según los ciclos descubiertos por el
matemático serbio Milankovitch como consecuencia de las variaciones
orbitales (la excentricidad de la órbita, la oblicuidad y la
precesión en el eje de rotación) y, quizá por encima de todo, la
tectónica de placas. A lo largo de su historia la masa oceánica y
la continental se han ido formando y deformando de distintas maneras,
creando una única masa continental o continentes separados, enormes
cordilleras y cuencas, océanos profundos y someros, tierras
agrupadas en torno al ecuador o junto a los polos. El clima ha ido
variando de forma espectacular según las circunstancias, el régimen
de vientos, las corrientes oceánicas. La vida en la Tierra se ha ido
adaptando, apareciendo y desapareciendo, transformándose. La
aparición del homo sapiens es un milagro, un puro azar, un pestañeo,
como digo, en esa compleja historia. Las civilizaciones han surgidos
en los bordes de las placas, se han aprovechado de los fenómenos del
clima. Estamos constituidos de la materia de la tierra (agua,
carbono, sal, calcio, hierro, azufre), pero nada nos asegura que la
vida de nuestra
especie sea más duradera que la de otras especies de homininos o de
géneros enteros que colonizaron durante millones de años la tierra
y que han desaparecido por completo.
El
libro de Dartnell, Orígenes,
Cómo
la historia de la Tierra determina la historia de la humanidad,
explica cómo ha sido posible la emergencia del homo sapiens, cómo
hemos llegado hasta aquí, qué condiciones se han tenido que dar,
que ha sucedido en la tierra para que eso haya sido posible. Lo
explica de tal modo, dentro de la facilidad británica para la
divulgación, que se lee con enorme interés y disfrute.


2 comentarios:
Hola. Gracias por su reseña. Este es el tipo de conocimiento fundamental que todos deberíamos tener.
Al buscar este libro he descubierto que el mismo autor tiene otro titulado "Abrir en caso de apocalipsis – Guía rápida para reconstruir la civilización", que por razones obvias me ha interesado al instante. Todos nos hemos preguntado cuanto sabríamos resistir fuera de nuestro sistema y en las circunstancias actuales nos damos cuenta de lo frágil que es todo, aunque algunos ya nos lo imaginamos.
Efectivamente, un libro muy apropiado para este tiempo.
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