Hay “médicos que dicen poder tratar la esterilidad y daños cerebrales con acupuntura, el autismo atiborrando al paciente con vitaminas, las alergias con un invento llamado terapia cuántica, los tumores con plantas comunes, la esclerosis múltiple y el alzhéimer manipulando las orejas, o el lupus y la hepatitis C aplicando imanes”.
El
emperador Constantino masacró a poblaciones, entregó a sus enemigos
a las fieras del circo, hizo que su suegro se suicidase, degolló a
su hijo Crispo, mató a su cuñado, hizo hervir viva a su esposa
Fausta cuando se bañaba y sin embargo tuvo un indudable carisma
entre los cristianos, porque convirtió a su religión en la
compañera del imperio, los cristianos pasaron de ser perseguidos
(mártires) a ser perseguidores de las demás creencias.
Napoléon
ordenó abatir a cañonazos a las masas populares que asaltaban las
Tuillerías, en 1795, en Egipto abandonó a su suerte a un ejército
entero, pero sigue siendo admirado como un gran líder por sus
compatriotas y los historiadores le ensalzan.
Pujol ha sido el Moisés del nacionalismo catalán y Mas quería ser su Aarón. Pujol, un alto representante del Estado, defraudó a la hacienda pública durante sus 23 años de magisterio y creó un sistema de mordidas para enriquecer ilegalmente a su familia. El nacionalismo no se lo ha reprochado públicamente.
Pujol ha sido el Moisés del nacionalismo catalán y Mas quería ser su Aarón. Pujol, un alto representante del Estado, defraudó a la hacienda pública durante sus 23 años de magisterio y creó un sistema de mordidas para enriquecer ilegalmente a su familia. El nacionalismo no se lo ha reprochado públicamente.
Nuestro
actual presidente se aupó al gobierno con los votos de los golpistas
huidos de la justicia. Sus seguidores, que ansían que el centro
izquierda gobierne, no ven más allá de una faltilla intrascendente
en la fabricación, al margen de criterios científicos, de la tesis
que le daba acceso a la enseñanza pública.
Churchill,
Mussolini, Felipe González, Salvini, Macron. Una familia necesita
padres, los niños sufren cuando se ausentan o les defraudan. Un
sacerdote, un profesor, un médico, a quienes entregamos la
confianza, son garantes de la estabilidad que necesitamos, esperamos
de ellos que nos atiendan o nos orienten, que nos guíen, porque sin
ellos la sociedad tiende a la desorganización. Los necesitamos tanto
que a menudo preferimos taparnos los ojos y los oídos con tal de no
ver las miserias que les acompañan, de tal modo que nuestra fe en la
organización social no quiebre. En general, la gente de izquierda
cifra el mal mayor en la corrupción económica, sin embargo son
tolerantes con la corrupción moral de los suyos y, a la inversa, la
gente de derechas es intolerante con el fraude intelectual y moral y
en cambio no da excesiva importancia a los fraudes económicos. ¿Es
necesario el carisma, podemos construir y mantener el espacio público
sin liderazgo?
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