“Cifras de Eurostat de 2015 indican que Reino Unido, Alemania, Francia y Suecia encabezan la lista europea con más casos de violencia machista. En Francia, se registran 60.000 ablaciones al año y solo el 26% de sus parlamentarios son mujeres, frente al 39% en España, lejos aún de la paridad, pero dos puntos por encima de la media europea. La desgraciada brecha salarial es más escandalosa en Alemania (21%) o Reino Unido (20%) que en España (14%)”.
Allí
donde hay unanimidad hay mentira, allí donde hay unanimidad hay
violencia. No puede haber acuerdo y beneficios para todos por igual.
Allí donde los hay, allí donde alguien dice que los hay, alguien cabalga sobre la mentira, medra sobre los
demás. No existe el feminismo, existen las mujeres una a una. Existe
el contador que aumenta cada día y disminuye cuando una mujer se
apaga sola, desamparada. El contador nos unifica, uno más, y nos
disuelve, una menos, es el contador el que nos identifica y separa, el que nos
disuelve en la materia de la que procedemos y a la que retornaremos
disueltos para ser nada. Es una mujer la que es maltratada, golpeada,
violada, humillada en el interior de una cocina, en un despacho,
invisible en el pasillo de un hospital cuando pasa la fregona. ¿Cómo
se llama la mujer que limpia tu escalera? En una congregación
tumultuaria alguien se exhibe, alguien te impone una idea florida que
tiene contrapartida con el aval de la multitud. No lees la endiablada
letra pequeña que se te impone con el beneplácito de la multitud.
Pocas veces ha habido tantos exhibicionistas como en la movilización
de ayer.
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