jueves, 3 de agosto de 2017

4. Steindalsbreen



            Desde el Articfjordcamp, su languideciente atardecer, el baño de P en sus heladas aguas, su cementerio, hasta el glaciar de Steindal, una gran raya varada en el declive, y la caminata bajo la lluvia. Los glaciares retroceden, quién no lo sabe. Ahí están las marcas de los sucesivos retraímientos. Pero dan muy bien en la foto.


Solo una vez,
el mundo fue creado una sola vez,
una vez permanece para los ojos
la belleza de las gaviotas
sobre el cristal fundido,
la barca recortada en los senderos de nieve,
las algas pardas,
los fardos blancos del heno recogido,
la casita marrón a contraluz.
La belleza es eterna,
una sola vez la ven tus ojos,
una sola,
después estás muerto,
te va matando a dentelladas
hasta hacer de tu alma un desierto
irisado
de pegajoso caramelo.


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