Verde
y agua. Abedules y baja vegetación rastrera, la lisa plata del
fiordo. Programado para ser feliz en este día que comienza en un
camping sin ángel pero con vistas a la noche sin fin: “Lenguas de
fuego como sangre” (Munch). Desde Cabo Norte a Alta, con su
catedral vestida de titanio y sus calles barridas por la luz del
norte, un oeste pálido, hasta el fin del Oksfjord con su pequeño
glaciar bajo cuyo lecho se suelta una cascada. Salmón en el
Articfjord.
Suena
un preludio de Bach en la furgo,
qué
cursilería,
abajo,
el fiordo y los islotes,
el
telón de montañas compactas
cortadas
por una larga nube blanca,
puedes
decir bello
y
ser consciente de tu cursilería,
cómo
no vas a serlo
si
eres un turista fatigado de tanto esplendor.
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