trata
de dar sentido al título
que
sostiene en su regazo,
Misticismo
para principiantes,
en
mi ventana los verdes, azules y grises
casi
negos del paisaje
corrían
a mi espalda.
Imbuido
de su música
no
vi de qué hablaba el poema
pero
lo envié a mis amigos
al
otro lado de la red
para
que me lo dijesen.
Ahora,
sentado en una silla de diseño
junto
a señoras con helado y niños
que
juegan a la pelota
en
una calle bulliciosa al sur de agosto
lo
comprendo al fin.
“y
cualquier viaje, cualquier tipo de ruta,
son
sólo misticismo para principiantes,
el
curso elemental, preludio
para
una prueba que ha sido
pospuesta”.
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