Veo, en días sucesivos, la polaca El curandero y American Fiction, dos películas que se podrían situar en los dos extremos del arco de la llamada guerra cultural. La primera un melodrama bastante clásico y la segunda una comedia bienhumorada sobre el racismo inverso.
El cine antes que nada es emoción, sentimientos. Imagina un neocirujano que está en lo más alto de su reputación; lo asaltan en la parte oscura de la ciudad, le dan una paliza que le deja a punto de morir; lo dan por desaparecido, le olvidan. Sucedía al mismo tiempo que su mujer lo abandonaba, enamorada de otro hombre con el que se va a vivir a un bosque junto a su pequeña hija.
La narración entonces se centra en esa hija que ha crecido y que sola en el mundo, tras la muerte de su madre, tiene que ganarse la vida en la casa de comidas de un judío. La acción se sitúa en el período anterior a la guerra mundial. Un joven noble la ve y hace una apuesta con un amigo. Ella desconfía, pero al final los dos caen rendidos el uno del otro. Mientras tanto, el neocirujano convertido en vagabundo, tras años sin saber nada de él, sin memoria, hace curaciones insospechadas en la aldea donde ha ido a parar por casualidad y donde rehará su vida. Añádanse las sospechas y amenazas de la familia del joven noble ante la arribista, la denuncia de la profesión médica del curanderos sospechoso de suplantar una identidad, más los obstáculos y barreras que toda pasión amorosa ha de encontrar para afianzarse. La trama, al igual que muchos noveloness del XIX, está basada en la anagnóresis, el reencuentro y reconocimiento de personajes que en algún momento de su vida se han separado traumáticamente, aquí el padre con la hija.
No conozco al novelista polaco Tadeusz Dolega-Mostowicz pero es evidente que bebió de los clásicos del XIX, los más sentimentales. Si uno ve esta película desnudo de conocimientos se desbordará en ríos de lágrimas. Además fácilmente se enamorará de la protagonista, María Kovalska. ¿Alguna objeción? No. Parecía un género olvidado pero los grandes géneros siempre vuelven. Aquí, el melodrama. Lo que sorprende, y hasta sobresalta, es esta vuelta, como si nada hubiese pasado, al amor romántico de la pareja tradicional, a la familia, al amor 'imposible' entre dos personas distantes socialmente. No sé si los partidos gobernantes imponen consignas a los creadores. Esta película cuadra con los valores que defendía el antiguo gobierno polaco (PiS). Sea lo que sea, si decides ver la película, prepara unos cuantos pañuelos para secar tus lágrimas.
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