miércoles, 28 de febrero de 2024

Una niñera filipina en Barcelona

 

                                                                    I


" Por naturaleza , a las mujeres se les da mejor limpiar, debido a la suciedad inherente a la vagina". Sigmund Freud.


" El órgano sexual de la mujer es un sistema elegantemente autorregulado , mucho más limpio que, por ejemplo , nuestras bocas . Innumerables lactobactilos (como el yogur) trabajan día y noche para mantener las cosas en perfecto estado".


Si uno ve películas viejas o escarba en sus recuerdos ve a un negro limpiando zapatos o tocando música en un club de blancos o trabajando en un campo de algodón. Lejos de aquí, lo ve sucio, maloliente, subordinado. Los negros eran sucios como inherente era la suciedad a la vagina de la mujer, según Sigmund Freud. Al negro de ahora lo encontramos por doquier. Es una estrella de fútbol, del básquet o del cine, o a punto de naufragar en una patera o muerto a tiros a las puertas de Melilla, sin que ningún ministro de interior caiga por ello. También lo vemos aquí al lado ejerciendo cualquier actividad, vendiendo bolsos en el paseo marítimo mayormente. Ha alcanzado la condición de humano. Podríamos morrearnos con él o al menos compadecernos. No huele tan mal. Puede ser deseable como la prota de Noche polar. Es evidente que la percepción ha cambiado, no nos han convencido los discursos ni los libros (libros bien argumentados los hay defendiendo posiciones extremamente contradictorias), sino la evolución del ambiente, el cambio sutil en la atmósfera, la cercanía, la vecindad.


Lo mismo puede decirse con respecto a la mujer, aunque de otro modo: no la seducción sino el poder, no el poder que emana de la seducción, sino el poder del estatus, la preeminencia en condiciones de igualdad. La mujer ya no es lo que era. Unos hombres mandan sobre otros, unas mujeres mandan sobre otros. Se supone que los mejores en cada puesto, que han ascendido en condiciones de igualdad (es una generalización claro. Suponiendo que no hay corrupción nepotismo malversación). Freud ha sido descabalgado.


Incluso hoy mirando hacia atrás se me haría raro ver a mi padre fregando los platos y a mi madre con las manos en el arado. En cambio, mis hijos nunca me vieron con las manos en el arado (nunca he vivido en un pueblo), tampoco el fregar los platos como una tarea asignada. ¿Había sido mi padre instruido en las funciones de patriarca? No de forma directa. Para todos, entonces, las tareas se distribuían de forma natural, las tareas se asignaban en función de un hecho insoslayable, dar a luz. ¿Alguien ha reasignado las tareas? El ambiente. La evolución cultural, de forma acelerada, actúa de forma parecida a como lo hace la evolución biológica.


Qué mueve los cambios, qué hace que la atmósfera evolucione? No una única variable. La economía la tecnología la vida urbana los nuevos trabajos los mejores salarios el acceso a la educación los hábitos, la fricción personal, no la instrucción política o intelectual, sino el cambio social.


                                                                    II


Frankfurt tiene una gran industria contaminante. Le falta mano de obra pero le sobra dinero. A Mombasa por el contrario le falta dinero y le sobra mano de obra. Como propuso Lawrence Summers, por qué no llevar la fábrica contaminante de Frankfurt a Mombasa. La contaminación afecta al cáncer de próstata pero en Mombasa la esperanza de vida es baja y por tanto se darían pocos casos de cáncer de próstata. La inversión podría ser un multiplicador económico para Kenia.


Algo parecido sucede si sacamos el depósito de residuos nucleares de la comunidad de Madrid de Euskadi o de Cataluña para llevarlo a un pueblo de Castilla La Mancha: las tres comunidades son grandes consumidores de energía, pero con una alta población, en cambio en Castilla La Mancha sucede lo contrario; serían poco los afectados por la contaminación, de existir, y obtendría puestos de trabajo que tanto necesitan. ¿Sería una buena idea llevar la fábrica contaminante hasta Mombasa?


En Barcelona un ama de casa se pone a trabajar y contrata a una niñera filipina. Al ama de casa barcelonesa le bastaría con los ingresos que su marido trae a casa, sin embargo, otro salario multiplica sus oportunidades, el horizonte se amplía: se siente más libre, no depende de lo que el marido tenga a bien entregarle a fin de mes para sus gastos. Incluso puede pensar en separarse de él: después de tantos años hacer el amor con él es como practicar incesto, ha dicho alguien que no recuerdo. Aires nuevos. Para la niñera filipina que ha dejado a su marido y a sus hijos en su pueblo natal el dinero que recibe es poco para vivir en Barcelona pero como vive en casa de su empleadora no tiene gastos, sin embargo, para su familia es un capital importante.


"Las empleadas domésticas filipinas que trabajan en Hong Kong ganan tanto como un médico varón en la Filipinas rural. Las niñeras que emigran a Italia para trabajar tienen un salario entre siete y quince veces más alto de lo que podrían ganar en sus países de origen. ¿Son víctimas? Si es así, ¿en comparación con quién?"


El principal problema de Katrine Marçal (¿Quién le hacía la cena a Adam Smith?), a mi entender, es que cree que no puede existir un homo economicus abstracto, porque el hombre o la mujer común están llenos de cargas emocionales e irracionales, y sin embargo, al mismo tiempo, se queja de que el poder trate a la mujer como sujeto particular y no como el colectivo al que pertenece. Es la contradicción que chirría en el libro. Hace buen diagnóstico de la degradación moral del neoliberalismo (del economicismo en general), plantea buenas cuestiones, pero no asume contradicciones.



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