lunes, 18 de diciembre de 2023

Past Lives (Vidas pasadas)

 



Dos niños surcoreanos disputan por ser el que saque mejores notas. A partir de ahí surge una amistad perdurable. Los padres, pensando en la niña, deciden mudarse a Nueva York y reiniciar su vida. El chico se queda en Seúl. Al cabo de muchos años se reencuentran en Facebook. Dicen añorarse y querer verse, aún así vuelven a dejar que pase el tiempo sin nuevo contacto. Por fin, más años después, llega el momento de verse de verdad en Nueva York. La amistad, la atracción persiste. La cámara nos muestra Central Park, el río, el puente, las calles de la gran ciudad. Lo que uno hace cuando utiliza el paisaje, el viaje, como vehículo de enamoramiento. Hay un pero en el reencuentro. Él no ha encontrado pareja, ella, sin embargo, está casada y no parece que sea infeliz su matrimonio.


La película está bien rodada, es luminosa, los intérpretes se caen bien, fluye. Para los críticos de las grandes revistas cinematográficas está entre las mejores del año, incluso hay quien sostiene que es la tercera. La tercera. Yo no diría tanto, mis favoritas son otras.


Hay, sin embargo, una escena memorable. Cuando la visita del chico coreano a la ciudad del Hudson llega a su fin, deciden quedar los tres -ellos dos más el marido de la chica- a cenar en un restaurante. Los tres saben que el chico vuelve a Seúl. La conversación que comienza mezclando los dos idiomas y haciendo bromas sobre la pronunciación del inglés o del coreano poco a poco se va centrando en los dos viejos amigos. No solo fluye en su lengua materna lo que se dicen sino los sentimientos a través de sus miradas y de sus cuerpos vibrantes. El mundo reduce su magnitud al círculo que ellos dos están formando. El marido de la chica está al lado pero como si no estuviera, incómodo, forastero, como el gorrón que se cuela en una fiesta a la que no ha sido invitado. Un momento de plenitud que solo dura minutos, pero ¿acaso el amor no es otra cosa que eso, una emocionante y larga expectativa, una breve plenitud mientras los amantes se ausentan del mundo, y un largo y doloroso proceso de descompresión? Esa escena bien vale la película. En los cines.



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