martes, 5 de diciembre de 2023

Antecessor

 



Eudald esta tarde no lleva el salacot, aunque sí un sombrero informal de pana. Presenta junto a José María un libro que recoge la historia de la nueva especie que ellos promocionaron, el Homo antecessor. Se les ve relajados y con un punto de emoción porque acaban de jubilarse después de entre 40 y 45 años dedicados a 'la excavación del Pleistoceno más importante del mundo' y a convencer al mundo de que la atribución de los fósiles descubiertos en la Sierra de Atapuerca en 1994, y descritos en 1997 en la revista Science, a una nueva especie era consistente.


Se les ve entre orgullosos y sorprendidos de que el azar hubiese puesto en sus manos un descubrimiento tan importante que trastocaba los conocimientos paleontológicos, una especie que desplazaba al homo heilderbergensis como ancestro común del Homo de neanderthal y nuestra especie y que quizá podía ser el primer homo que habitó Eurasia o al menos el continente europeo, cuando hace bien poco se decía que en Europa no había habido vida humana antes de 500.000 mil años atrás. El Antecesor retrotrae esa cronología hasta los 0.8 o 1.2 millones de años. Eudald eleva la apuesta hasta los dos millones. 



Con humildad tan contenida como sereno su orgullo creen que el yacimiento de Georgia, que ellos mismos o sus compañeros han supervisado, puede ser tan importante o más que el de Atapuerca, pues ahí habría no una sino dos nuevas especies (aunque, cautos, se guardan un as en la manga, los nuevos fósiles que podrían alumbrar una nueva especie aquí en sus yacimientos). Más humildes aún cuando afirman que habría que desplazarse hasta el Próximo Oriente para establecer el origen del primer habitante de Europa. Habrá que esperar a que la guerra cese por esos pagos y se reanuden las excavaciones porque, esta es la noticia que querían dar, nuestra especie no surgió en África sino en algún lugar de Oriente Próximo.



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