lunes, 13 de noviembre de 2023

Los pedazos rotos

 

El País

Ves su jeta sombría, sus maneras torpes, su fosca y trémula voz buscando la palabra que no delate su descomposición; busca banderas símbolos emblemas que le haga creer que aún está en el lado justo y bueno como cuando hace ya tantos años se ponía contra el padre; algunos han dado el paso hace poco porque oían el rumor de los caballos, es posible que aún tenga la oportunidad, tiene amigos y conocidos a uno y otro lado, pero intuye que no, que ya es demasiado tarde;


el abuelo fue franquista de la UCD, él del PSOE, atisba el momento de la reconciliación con el padre ("Ya te lo decía yo"), pero ambos son viejos, es el nieto quién sigue la senda del abuelo, la honra de la familia, siempre con el cambio;


aunque quizá no, el nieto se codea con todos esos protestantes, el Estado de Derecho es la garantía de los débiles contra la arbitrariedad del poder, grita, defender la desigualdad no es ser progresista, repite como un eco, no le gusta la compañía pero es donde hay que estar, les ayudará a auparse al poder, pero al día siguiente, cuando ya lo hayan tomado, se apartará del nepotismo y la corrupción que siempre siempre acompaña a quien ejerce el poder y estará otra vez en la calle protestando;


aunque el padre sabe que no será así, cada generación de la familia olisqueaba la dirección del viento, las partículas gomosas que llevaba, y el miembro escogido se sentaba para mandar o para hacer negocios a la sombra del poder;


o puede que está vez sí, que el nieto piense, llegados a este punto, cómo construimos un país en el que quepan todos, si uno mira desde la derecha ve la mitad del país, desde algunos lugares de la periferia se quiere parcelar, y, en este momento, si uno mira desde la izquierda, qué ve, se pregunta, en todo caso el nieto no ve a un hombre con estatura para mirar desde lo alto y recomponer los pedazos rotos




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