jueves, 30 de noviembre de 2023

En busca de consuelo

 



En fútbol se llaman minutos de la basura a los sobrantes de un partido, cuando un equipo va perdiendo por varios goles y ya no tiene ninguna posibilidad de remontar, de empatar o de ganar, y entonces el esfuerzo que haga es inútil y lo que desea es que el árbitro pite cuando antes el final. Los minutos sobrantes de una vida están en medio, en medio de acontecimientos decisivos que nos ponen a prueba: la fidelidad comprometida en un compromiso de pareja, la responsabilidad del sostén de un hijo, el cuidado de los padres ancianos o una prueba que inesperadamente nos llega una vez o dos o tres en la vida: socorrer a una víctima, ayudar a un desvalido, hacer frente a un poder injusto a costa del trabajo, del salario o del ascenso laboral o social, cuando todos los demás han abandonado y te quedas solo, o arrostrar con tu comportamiento una idea que crees más valiosa que cualquier otra pero que te enfrenta a la comunidad a la que perteneces hasta el punto de ser expulsado de su seno.


Esos sucesos ocurren raramente pero alguna vez en la vida nos han puesto a prueba. Es posible que muchos no piensen en ello, que no hagan examen de conciencia, ni siquiera en un momento de lucidez cuando uno se despide del mundo. Otros sí lo han hecho, unos pocos han dado su vida por algo esencial en lo que creían, y por ello se han visto expulsados de su comunidad, han vivido sus últimos días en la miseria o han sido condenados a muerte. A lo largo de la historia ha habido faros de dignidad que posteriormente han sido considerados santos, santos religiosos o laicos dignos. Gracias a ellos vivimos en regímenes de libertad de pensamiento y de actuación. Otros muchos dieron su vida por ello y los hemos olvidado o no se lo hemos tenido en cuenta. En algunos casos hay un soterrado reproche por haberse convertido en víctimas en contra de su voluntad. Un velo opaco cada vez más consistente cae sobre Auschwitz y el Gulag. En la guerra de Gaza muchos desde la distancia se escandalizan de la brutalidad del ejército israelí, pero no se les pasa por la cabeza echar un vistazo a lo que ocurrió el 7 de octubre.


Michael Ignatieff en En busca de consuelo repasa el momento de dignidad de unos cuantos hombres gracias a lo que podemos pensar libremente y llevar una vida más verdadera. En la mayoría hubo muchos minutos días y años de basura, incluso pudieron ser indignos en ocasiones, pero cuando se les puso a prueba hicieron algo que consideramos ejemplar.


Lo mismo sucede con los escritores o los artistas o los músicos, en cualquier vida sucede. Miles de libros, composiciones, obras, hechos para satisfacer al mercado de la recompensa económica o a los fatuos honores concedidos. Gente que busca la fama y el ascenso social. Obras inútiles que no producen ningún beneficio moral. Estamos rodeados de cosas inútiles, casi todo lo es. Leyendo a Ignatieff, en este que considero uno de los grandes libros del año, no solo consideramos la autenticidad de las vidas ejemplares que nos propone sino también su propia escritura, una escritura que tiene algo importante que decirnos. Michael Ignatieff no escribe en vano.




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