lunes, 2 de octubre de 2023

Quimera, en las faldas del Olimpo



Entre los trabajos de Belerofonte, el más famoso de los encargos era liquidar a Chimera o Quimera, el monstruo que vagaba por Asia Menor engullendo rebaños y aterrorizando poblaciones. La descripción del monstruo varia según las fuentes, desde las muchas cabezas a las alas y colas de serpiente o de dragón. Belerofonte con la ayuda de Pegaso, el caballo alado, acabó con el monstruo. También aquí hay versiones, como sucede con todos los mitos: le dio muerte de una lanzada o, la más popular en esta región, el plomo de la lanza se fundió al acercarlo a la ardiente respiración de Quimera, destruyéndola. 




Hoy hemos hecho una ruta por el interior del Taurus, bosques donde en la época clásica se obtenía la madera de cedro. Nos ha acompañado una tormenta de mucho trueno y poca agua, quizá un aviso de Zeus Solimius por hollar su territorio. Mediada la ruta, en lo más alto, hemos divisado el monte Olimpo u Olimpo licio, pues en época clásica en muchos lugares además de tener su ágora y su teatro también tenían su monte que, como en la Grecia continental, era el monte donde moraban los dioses Solo al final, acabada la ruta, ha empezado a llover con ganas. Sí que hemos podido, antes, llegar a las ruinas del templo de Hefesto, lugar donde sucedió la lucha entre Belerofonte y Quimera. Por entre los agujeros de las rocas salen las llamas que quedan de la eterna pelea entre el héroe y la bestia: gas metano que arde en el ambiente.




Mientras escribo, en la mesa de enfrente, beben y charlan seis rusos. Una pareja de edad mediana y otras dos de treintañeros. En edad militar, pienso. Privilegiados, casta putinesca, que vacacionan mientras su país mata a civiles en Ucrania. En el ascensor, otro joven ruso me ha preguntado de qué país era. 'Good Spain', me ha dicho. No le he contestado. Excepto en el monte, por doquier veo rusos, la mayoría jóvenes, algunos entrados en kilos, bien alimentados y bien bebidos. Nos alojamos en uno de esos hoteles de pulsera que te permiten consumir, beber y comer, hasta que revientes, casi todos los clientes son ruskies. En Finike.  

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