sábado, 30 de septiembre de 2023

Thermessos, cerca de Antalya


Los lugares son tanto más impresionantes cuánto menos los conoces o no te han hablado en absoluto de ellos. Así sucede con esta ciudad de Thermesos. Situada sobre una plataforma natural a 1000 en un monte de los Tauro, cerca de la ciudad turca de Antalya. Sus primeros habitantes conocidos son los pisidios, un pueblo preclásico con idioma propio hasta que en la época helenística adoptaron el griego. Alcanzó su esplendor en el siglo segundo de la era romana. La ciudad hoy es una ruina de piedras sin rescatar, como sucede en tantos lugares arqueológicos en Turquía, tantos que no hay suficientes arqueólogos para estudiarlas y preservarlas del olvido. Bajo las piedras caídas se adivina la estructura de la gran ciudad, empezando por la puerta que se abre a la vía principal o paseo de la columnas, que va ganando altura hasta llegar al Ágora, regalo de Atalo II, rey de Pergamo, mercado y lugar de encuentro, rodeada de tres stoas, el buleterio y los seis templos, dos dedicados a Zeus Solymeus y a Artemisa, el gimnasio, las profundas cinco cisternas, la canalización, y lo más impresionante, el teatro, tanto más cuanto que se conserva muy bien, sin restauración alguna, con capacidad para 5.000 espectadores. 




De vuelta bajamos por el cementerio con tumbas excavadas en roca y con sarcófagos construidos al lado, igualmente impresionantes, algunos con bajorrelieves.




El fundador mítico de esta ciudad fue Belerofonte, un héroe mítico que probablemente más tarde daría lugar a Heracles, pues como él se ve obligado a real zar una serie de pruebas, entre sus hazañas estuvo matar a la Quimera, un monstruo que Homero representó con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de serpiente: "su aliento salía en terribles ráfagas de llamas ardientes".




La ciudad entra en la historia cuando Alejandro Magno, en el 333 ac, intentó conquistarla pero por lo áspero del terreno no pudo (es fama que es la única que no conquistó), si lo hizo su sucesor Antigono y más tarde se aliaron con los romanos que, en gesto de amistad les regalaron el precioso teatro. Si las ruinas paradójicamente de conservan bien se debe a que la ciudad fue abandonada cuando un terremoto destrozó el acueducto dejando sin agua a la ciudad, sin ser conquistada. En la vía principal o vía del rey se ven basas, columnas y capiteles, pórticos, y muchas placas con inscripciones conmemorativas, la mayoría en griego pero algunas en latín muy bien conservadas, un auténtico museo al aire libre. Los termesianos eran aficionados a la adivinación por lo que muchas de esas inscripciones se relacionan con el juego de los dados (de cuatro caras) que recogían los consejos del dios que llevaba ese negociado. En las placas están los números del azar y la predicción asociada, también restos de estatuas de atletas que habían triunfado en los juegos, la mayoría luchadores; en las bases de ven inscripciones de estas estatuas, todavía en su lugar.




Antalya, entre las montañas del Tauro y el Mediterráneo al que se abre mediante una bonita bahía, es la capital del turismo turco, de la Riviera turca. A las estrechas calles comerciales del centro y la muralla con vistas a la bahía se une como lugar señero el arco construido para celebrar la visita del emperador Adriano.


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