viernes, 29 de septiembre de 2023

La luz en la clepsidra, de Gerardo Guaza

 



Solo podemos beber

de la memoria del río


Un poema solo raramente alcanza sentido en la mente del lector; apreciamos un verso, una palabra, el vuelo de una sugerencia o una conexión insospechada, pero qué ha querido decir el autor con el poema completo. A veces se produce el milagro y entendemos. Ocurre con poemas de autores clásicos que hemos leído y escuchado mil veces, combinando muchas interpretaciones posibles, aunque siempre queda algo que no entendemos. Un descubrimiento en una nueva lectura es lo que caracteriza al clásico. Con los poetas nuevos ocurre menos, el molde las formas la métrica la rítmica se ponen al servicio del significado que parece que es lo único que importa. Entonces necesitamos saber más de la complejidad mental del poeta. Eso nos lo da el relato que compone un libro de poemas, donde aparecen las conexiones, las referencias.


Es el caso de este libro que comentó, donde el propio autor, en la introducción, nos da la clave para entenderlo cuando habla de la luz como el elemento para desvelar las sombras del pasado.


'La luz es la búsqueda de la memoria a través del tiempo, supone apartar los velos que nos ocultan el pasado para iluminar los recuerdos con tal fuerza que parezca que hemos podido volver realmente a esos lugares y personas queridos que la nostalgia siempre nos recuerda'


La poesía de Gerardo es una poesía de reconstrucción de la vida que ha quedado atrás, que la luz que cae sobre los objetos devuelve momentáneamente a la vida:


Miramos sin tocar por miedo

a que las manos torpes rompan

el hechizo que solo nuestros ojos

apenas pueden mantener

con su leve mirada


Quizá al lector le sorprenda ese empeño, la obstinación en devolver a la vida lo que no tiene vuelta, ¿pero no es menos obstinado prorrogar la vida en un futuro que tiene los días contados?


Hay pocos poemas narrativos pero cuando aparece alguno como La muñeca o El encendedor el poema se convierte en historia y vibra en la mente de lector que querría saber más.


El libro tiene dos partes, con títulos diferentes, separados por el impacto de la muerte de los padres del poeta. Valiosas las dos, pero es en la segunda parte, Memoria de la luz, donde el ramillete de poemas se van enlazando como las hojas blancas del librillo de papel de fumar cuando de ellas se va tirando: Escribir, Cuando sea viejo, Y el cielo tu cuerpo, Y llegó la primavera, El primer verso, La muñeca, El instante inefable, La búsqueda, El dulzor de la memoria, Las máscaras.


Una vida que se dice en pasado, ¿es siempre así la poesía, el vano empeño por aquietarla, que permanezca un poco más antes de que nos devuelva a la intemperie? Vistos en el libro que les arropa los versos y poemas individuales adquieren pleno sentido en compañía de los demás.


Hay otro punto de interés en el libro que comento, la reflexión del poeta sobre su oficio y las técnicas que utiliza



Algunos hallazgos:


Cuando el trigo brota

no tiene pasado

y cuando es rastrojo

no tiene futuro


La lluvia surcando

con sus dedos de agua

las ventanas dormidas


Voy vomitando palabras

para aferrarme a la vida


Ahora escribo palabras

para descargar el tiempo

y poder hablar despacio

contigo y con madre


Anida el silencio en sus ramas

como un pájaro gris

que se alimenta de tedio


El verso se tensa

y busca su flecha

la palabra justa


Solo podremos beber

de la memoria del río


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