miércoles, 5 de abril de 2023

05. El Ojo azul- Butrinto- Ksamil. Sarande

 



Syri i kaltër, The Blue Eye u Ojo azul es un lugar de esparcimiento para los albaneses. Parecido al Pozo Azul de Covanera en Burgos, una surgencia de agua que llega desde las profundidades (45 metros, nos cuentan). En esta época no hay aglomeración. Disfrutamos de las tonalidades azules y verdosas del agua y de la vegetación primaveral del entorno. Y unas bonitas fotos.




Por Butrinto, una antigua isla devenida península, a un paso del Epiro griego, que habría sido fundada por uno de los hijos de Príamo, tras huir de la devastada Troya, según el relato de Virgilio en la Eneida, anduvieron griegos, romanos, bizantinos, venecianos y, cómo no, otomanos. La ciudad fue abandonada en la Edad Media a consecuencia de la malaria. Es parque nacional y arqueológico, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1992.




Aquí, como en Epidauro y tantos otros lugares de la época clásica, hubo un asklepieion, algo así como un balneario, consagrado al semidiós Asclepio, donde la gente se ponía en manos de sacerdotes (iatromantes) para su curación, tanto espiritual como física. Los peregrinos dormían una noche y, al día siguiente, contaban sus sueños al sacerdote, que les prescribía una cura: baños, purgaciones y una dieta depurativa, que duraba varios días. En los rituales de curación se solían usar las serpientes sagradas. A las serpientes, no venenosas, se las dejaba reptar en el suelo de los dormitorios mientras los enfermos dormían. Los numerosos relatos de pacientes conservados atestiguan que las curas eran efectivas. Junto al asklepieion había un teatro, la acrópolis y un gimnasio. Hipócrates y Galeno se formaron como médicos en alguno de estos asklepieion, en la isla de Kos y en Pérgamo, respectivamente. En época romana, Butrinto se convirtió en una colonia de veteranos de las batallas de Farsalia y Actium. Los romanos la dotaron de un acueducto, baños, un foro y un ninfeo (grutas con manantiales y ninfas). Con Justiniano, ya en época bizantina, la ciudad vivió una segunda edad de oro: hay restos visibles del baptisterio y la basílica paleocristianos.




Tras la dominación veneciana, la ciudad se fue despoblando porque el lago de Butrinto se llenó de mosquitos y de malaria. Un paseo por los alrededores nos deja ver los muros ciclópeos de piedra, probablemente del siglo VIII ac., la Puerta del León (un relieve muestra un león devorando a un toro), que era una de las entradas a la ciudad, hasta llegar al castillo veneciano, una magnífica atalaya sobre el lago vecino, con un museo dedicado a la arqueología del lugar en sus entrañas.




En verano Ksamil y Sarandë se convierten en la riviera albanesa, a un paso de Corfú, en la costa jónica. La isla griega de Corfú no estaba a más de media hora, sin tiempo para visitarla.





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