Le pido a un bot de IA que me dé una brevísima definición de la filosofía hindú. Me da esto:
"La filosofía del hinduismo se centra en el concepto de Dharma, una palabra sánscrita que hace referencia a las responsabilidades, códigos de ética y prácticas religiosas. También aborda la reencarnación, la liberación de la rueda de reencarnación -la moksa- a través de la iluminación espiritual, y el karma, el destino creado por tus acciones en la vida".
Es poco y mucho a la vez. Así de simple es nuestra idea de cualquier capítulo del mundo. Y nos basta. Unas cuantas ideas y unos pocos principios morales nos sirven de brújula ante la complejidad. Serían suficientes si verificásemos su autenticidad. Se diría que tenemos un déficit de atención y de perseverancia. No todos. Hay a quien no le basta con el mero discurrir fisiológico y busca experiencias propias, y de hombres del pasado, para dotar de sentido a lo que parece no tenerlo. El hinduismo en parte es una cadena a la que están atadas todas las formas de vida en un proceso de mejora continua, con el objetivo final de la liberación del ciclo de las reencarnaciones, el más alto de los purusarthas u objetivos de la existencia humana.
En Occidente hace tiempo que rompimos esa cadena para dejar al hombre solo ante la singularidad de la muerte -es común a todos, no es por tanto singular, pero pensamos que con nosotros hará un excepción. En la India que ritualiza el pensar, con todas sus contradicciones, es la porfiada voluntad de no dejar a nadie al margen.
Se diría que Occidente, desde 1492 está abocado al progreso, a la idea de progreso más bien, a un futuro cuyos límites están más allá de la imaginación. La idea del progreso en la historia es un mito creado por la necesidad de sentido, escribió John Gray, una forma de pensar por defecto en la historia del Occidente moderno, dominado por el sentido de la superioridad del tiempo presente. La India, sin desdeñar la tecnología, toma un camino de vuelta constante hacia lo experimentado, lo conocido, lo que los maestros del pasado con su experiencia mostraron. La línea recta y el círculo son metáforas poderosas, pero una no progresa indefinidamente y el otro no deja de avanzar para intentar escapar al eterno retorno de lo mismo. Es la fuerza de la tradición lo que define a ambas civilizaciones, en un caso para romperla, en el otro para repetirla.
No puede haber choque de civilizaciones entre dos civilizaciones tan poderosas como son la liberal judíocristiana y el hinduismo, porque son tan autónomas y autosuficientes que no se ven como enemigas, simplemente coexisten indiferentes. Tanto que, desdeñosamente, Hegel afirmó que no existía una filosofía india. Civilizaciones tan autosuficientes no se necesitan, cada una construye su narrativa indiferente a la otra. Hay una filosofía una moral un arte propio: trazan caminos diferentes, apoyadas en tecnologías parecidas. No valoramos el arte indio -tan potente como el occidental- porque lo desconocemos o porque estamos ahormados por patrones diferentes. El choque se da entre ramas del mismo tronco: fascismo contra comunismo o ambos contra el liberalismo, como ejemplo. Incluso el Islam, que ahora no es lo que fue ni lo que será, es una excrecencia del mismo árbol. El Islam no ha generado un corpus filosófico moral como el hinduismo; se nutre del árbol judeocristiano. Alguien me dirá que estoy equivocado y tendrá razón; mi brújula es poco precisa, lo sé. Si el islamismo y el partido monopolista chino se ven como amenazas, lo son porque forman parte de la misma tradición: un rumor del pasado, a caballo, con capa negra y un dalle en la mano, en un caso, en lo otro la amenaza totalitaria de lo digital. El hinduismo y el judeocristianismo no se ven como amenazas mutuas porque ambas tradiciones viven autónomamente indiferentes. ¿Es posible una síntesis? "Las ideas son partes de ecosistemas vivientes y, cuando tratamos de trasladarlas a un contexto extraño, pueden marchitarse y morir. Los conceptos pueden viajar de una sociedades a otras, pero no intactos", afirma Julian Baggini en Cómo piensa el mundo. Las culturas tienen raíces profundas y a veces los cambios más evidentes son también los más superficiales.
Podría pensarse que el hinduismo es más una teología que una filosofía, una darsana -una reflexión sobre la naturaleza de la divinidad desde la práctica vivida-, pero acaso ¿podríamos separar en Occidente una filosofía pura de la experiencia humana generada en el vivir? Filosofar para los antiguos griegos no era sumar un conjunto abstracto de reflexiones, sino un pensar que ocurre dentro de una vida dirigida a la realización del bien último.
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