En las conversaciones de café con nuestros conocidos, siempre había alguien que decía, yo lo que quiero es que no salgan de la cárcel hasta que devuelvan todo el dinero que han robado (malversado). Ahora la ley no se lo tendrá en cuenta: saldrán de la cárcel y no tendrán que devolver lo robado. Podrán disfrutarlo legalmente, ellos o sus beneficiados. ¿Seguirán los incondicionales siendo incondicionales? Esa es para mí la gran cuestión.
Siempre hay alguien que les ofrece una salida y los condicionales la asumen: las élites, los jueces de extrema derecha (lo dicen los defensores de la Kichner y de los golpistas catalanes) o son buenas personas que querían hacer el bien (los ERES andaluces). Los incondicionales volverán a salvar a Sánchez a cambio de la ruina del PSOE. No hablo de salvar a España, palabra maldita, aunque España no significa otra cosa que el conjunto de sus ciudadanos. Podríamos pensar que está recodificación de las leyes a beneficio de la casta, de una casta de privilegiados, es un mal paso, algo coyuntural, reversible, que el río legislativo podría volver a su cauce, volver a castigar justamente a los corruptos, a los malversadores, a los golpistas, que la amenaza del castigo legal podrá volver a contenerlos. Pero para que eso ocurra Sánchez debería desaparecer del horizonte político. Estamos en manos de sus incondicionales. Soy pesimista.
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