viernes, 11 de noviembre de 2022

Versos satánicos

 


Según cuenta Nuria Barrios en La impostora el trágico asunto de Los versos satánicos está relacionado con una mala interpretación de las palabras del título. Explica Barrios que el título se refería a cuatro versículos que Mahoma incluyó en la primera versión del Corán. Se referían a tres diosas paganas árabes, con el ánimo de ganarse a quienes se oponían en la Meca a la nueva religión. Más tarde, Mahoma declaró que había sido víctima de una treta de Satán, y fueron suprimidos. Jomeini y sus secuaces tomaron el título como un ataque contra los versos del Corán y no contra aquellos versículos suprimidos. Muchos países musulmanes prohibieron el libro. También, sorprendentemente, Venezuela.


Salman Rushdie publicó Los versos satánicos en 1988. El 14 de febrero de 1989, el iraní imán Jomeini lo condenó mediante una fetua:


"Informo a todos los musulmanes piadosos del mundo de que el autor del libro titulado Los versos satánicos -editado, impreso y publicado en oposición al Islam, el Profeta y el Corán- y todos los implicados en su publicación que eran conscientes de su contenido son sentenciados a muerte. Pido a todos los musulmanes que los ejecuten allá donde los encuentren".


Tres millones de dólares para el ejecutor si era iraní y un millón si de otra nacionalidad.


Salman Rushdie vivió en la clandestinidad durante doce años bajo el nombre de Joseph Anton, en atención a sus dos héroes literarios, Joseph Conrad y Anton Chéjov. Dos años después, en 1991, Hitoshi Igarashi fue apuñalado hasta morir en la universidad de Tsukuba, al norte de Tokio. Era el traductor de la novela al japonés. Pocos días antes, en su apartamento, el traductor al italiano, Ettore Capriolo, había sido también atacado con un cuchillo. En julio de 1993, en Sivas, una ciudad turca en el centro de Anatolia, el hotel donde se hallaba el escritor Aziz Nesin, traductor al turco fue incendiado. Murieron 37 personas, el traductor sobrevivió. En octubre del mismo año William Nygaard, el editor noruego de la novela, salía de su casa de Oslo cuando le dispararon tres tiros por la espalda. No murió por ello. En España el nombre del traductor se ocultó bajo un nombre ficticio.


En 1998 el gobierno iraní suspendió la fetua, pero el ayatolá Jamenei, en 2005, declaró que seguía en vigor, aumentando el precio por la cabeza de Rushdie, que en 2016 alcanzaba los 4 millones de dólares.


En 1995 Rushdie publicó El último suspiro del moro. Los traductores seguían con miedo pero en España Miguel Sáez apareció en la edición de Plaza y Janés. Sáenz se encontró en un aeropuerto con el traductor noruego que le preguntó si no tenía miedo. Sáez le preguntó que qué había hecho él. Le dijo, la traducción la he hecho yo pero en el libro he puesto el nombre de mi mujer.


Antes de la fetua de Jomeini, otros traductores ya habían sido sometidos al rigor de los fanáticos religiosos. Así sucedió con el primer editor de la Biblia en inglés, William Tyndale, a quien amarraron a una estaca, lo estrangularon y luego lo quemaron, pues como dice el Talmud, "omitir o añadir una sola letra puede llevar a la destrucción del mundo entero". Dos siglos antes, hacia 1382, el teólogo John Wycliffe ya había traducido la Vulgata al inglés desafiando la prohibición de la Iglesia. El concilio de Constanza lo declaró hereje y en 1428 se ordenó la exhumación de su cadáver: quemaron sus huesos junto al manuscrito. A Casiodoro de la Reina traductor de la Biblia en castellano, la llamada Biblia del oso, no pudieron quemarlo porque había huido a Suiza, lo hicieron en efigie en Sevilla. Su traducción se publicó en 1569, en Basilea, sin mencionar el nombre del traductor ni el lugar de impresión.


El pasado 12 de agosto de 2022 Salman Rushdie, en el condado de Chautauqua, al oeste de Nueva York, fue apuñalado repetidamente en el escenario donde iba a dar una conferencia. Rushdie perdió la vista de un ojo y el uso de una mano, pero ha sobrevivido.


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