En The Good Nurse, traducida en Netflix por El ángel de la muerte, un enfermero va sembrando la muerte por los hospitales que le van contratando y despidiendo. Es difícil detectar cómo lo hace y más todavía probarlo policialmente. La película, basada en un caso real, aparte de mostrar la impotencia de quienes ven su proceder, funciona por la absorbente interpretación de Eddie Redmayne. Resulta casi imposible separar al actor del personaje que interpreta. Al final de la película cuando consiguen llevarlo a la cárcel le preguntan por qué lo hacía. Nada en él indicaba que fuese un asesino en serie. Y responde, “Porque nadie me detuvo”.
¿Qué sucede cuando una sociedad se pone en manos de un solo hombre, uno con potestad sobre la vida de millones? En Putin ha desaparecido el hombre, solo es visible el personaje. Ha tomado todo el poder disponible. Cree que puede hacer lo que quiera porque hasta ahora nadie le ha detenido. No deberían importarnos las razones de Putin, solo que deje de matar. Detenerlo.
“Las prácticas estándar de ocupación rusa de secuestro de niños, violación de mujeres y ejecución de líderes locales son genocidas. En todas partes donde Rusia se ha visto obligada a abandonar el territorio ucraniano, por ejemplo en la región de Kherson estos últimos días, los ucranianos encuentran pozos de muerte y cámaras de tortura”. Timothy Snyder
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