viernes, 4 de noviembre de 2022

Benediction (2021)

 



Doblados como viejos mendigos bajo fardos,

entrechocando las rodillas y tosiendo como viejas, maldecimos a través del lodo

hasta darle la espalda a las condenadas bengalas

y empezar a arrastrarnos a un descanso inalcanzable.

Los hombres marchaban dormidos. Muchos ya sin botas

cojeaban calzados de sangre. Todos patéticos, ciegos todos,

bebidos por el cansancio, sordos incluso a los silbidos

de obuses contrariados que caían a la espalda.


Sigfrid Sassoon



En esta demediada atmósfera bélica en que vivimos, pues la mayoría no incorpora a su vida la idea de catástrofe que es la guerra, siguen haciéndose películas y libros sobre la guerra, aunque dudo que tengan alguna influencia en la conciencia pública. Benediction es una de las últimas, pero desgraciadamente una película fallida. Solo las primeras escenas muestran la oposición a la guerra del poeta Sigfrid Sassoon. Sassoon participó durante tres años en la Primera Guerra Mundial con el coraje suficiente como para merecer medallas militares al valor. Tuvo más suerte que el hermano y los amigos de Vera Brittain (Testamento de juventud). Cuando la violencia de la guerra le tocó íntimamente escribió una carta al ministerio denunciando las políticas guerreras y diciendo que no volvería a combatir. Como tenía amigos en el Parlamento, en el gobierno y en alta sociedad, pudo cambiar el consejo de guerra como desertor por una estancia en un psiquiátrico de Edimburgo. Así que su denuncia del horror de la guerra se quedó en nada, unos cuantos poemas y un cierto revuelo político. En el psiquiátrico conoció a Wilfred Owens. Se hicieron amantes y orientó su poesía. Con él iniciaría Sassoon una larga colección de amantes, que al fin es lo que cuenta esta demediada película.


Wilfred Owens tuvo menos suerte que Sassoon. Rehabilitado psicológicamente, fue reenviado al frente y abatido en las trincheras a los 25 años, una semana antes del armisticio. La mayor parte de la poesía inglesa escrita en esos años, incluida la de Sassoon, ha sido olvidada o queda solo para consumo interno, salvo la de Wilfred Owens (Eliot y Pound eran americanos). A la permanencia de la poesía de Owens contribuyó el uso de sus poemas en el War Requiem por parte de Benjamin Britten.


La película es como una revista cultural a la moda: va presentando los nombres de aristócratas, políticos y hombres de letras y de la cultura de la época, amigos, amantes o conocidos de Sassoon, una ristra de personajes cuya menor excentricidad es convertirse al catolicismo, aderezada con diálogos lustrosos y pizpiretos, se supone que ingeniosos. La película es fundamentalmente biográfica, con algún elemento destacable. La relación amistosa de Sassoon con el psiquiatra que le toca en suerte en Edimburgo me parece lo más logrado, cómplices ambos de una conducta que para la época era 'anormal'. Tras una serie de relaciones homosexuales fallidas, decide arreglar un matrimonio heterosexual con hijo incluido, comprensible entonces. La última parte describe el progresivo avinagramiento del carácter de Sassoon, que la película explica por varios motivos: las expectativas poéticas que quedaron en nada, en comparación con Eliot, por ejemplo; la frustración de su matrimonio; la conciencia del deterioro vital, la inevitable vejez. Terence Davies ha dudado entre hacer un biopic o un retrato de época. Se ha quedado a mitad de camino.




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