lunes, 19 de septiembre de 2022

14. Armenia: Echmiadzin - Iglesia de Hripsime - Zvartnots- Memorial

 


Coge el micro y comienza a hablar. Frases redondas, sin fallas, sin nada que le haga dudar. Su español es perfecto, sin dejes, académico. No se permite un leve quiebro en los labios que le haga sonreír, tampoco una mínima vacilación. Lo que tiene que contarnos en un drama terrible. Adivino una posición social estable y cómoda, su marido es cirujano, confiesa, algo que no tiene mayor valor cuando la materialidad del mundo es tan efímera e insustancial. No se puede decir que sea guapa, tampoco fea, cercana a la madurez. Su atractivo reside en la convicción, en la seguridad con que transmite la historia de un pueblo que ha asumido con orgullo, como los cristianos en la época de Diocleciano, el sacrificio. Mártires de su fe. Rozana.


Rozana nos lleva hoy al epicentro espiritual de Armenia, Echmiadzín, la antigua Vagharshapat. Además de ser la sede de la Iglesia Armenia, alberga importantes iglesias y catedrales: La Catedral de Etchmiadzin, las Iglesias de San Hripsimé, San Gayane y San Shoghakat, y el sitio arqueológico de Zvartnots, sitios Patrimonio de la Unesco.



En el universo mental de Rozana, Hripsime está más viva que cualquiera de los que la escuchamos. Nosotros ya estamos muertos, mientras la bella monja romana, cuyos restos reposan en la cripta de la iglesia de Santa Hripsime seguirá viva por la eternidad. Buena parte del mito cristiano de Armenia se construye sobre esta protomártir. Para que los mitos sigan vivos, necesitan picante: sexo y sangre. Esta historia ofrece los dos. Hripsime era una joven y bella monja cristiana que llegó al país desde muy lejos, quizá desde la misma Roma. El emperador Diocleciano buscando esposa ordenó que le trajesen retratos de las mujeres más bellas de Roma. Hripsime resultó ser la más bella. Pero Hripsime tenía no menos carácter que nuestra Rozana. No se amilanó, junto con su comunidad de religiosas, se puso a salvo del perseguidor de cristianos iniciando una larga travesía por Alejandría, Palestina y Odesa, hasta llegar a esta pequeña ciudad armenia. El rey Tiridates III, otro salido, oyó hablar de su belleza y la quiso hacer suya por encima de los deseos del emperador. Como en todos los mitos hay muchas variantes, así que optaré por la más sencilla. Hripsimé se negó y huyó de nuevo. Tiridates la hizo buscar sin descanso, la encontró, la torturó y la condenó a ser lapidada hasta la muerte, junto al resto de su comunidad (en el 290). Únicamente una jovencísima virgen se salvó, Ninó de Georgia, que se fue como misionera a predicar al norte. La fe sobrevoló las montañas del Cáucaso. Es considerada fundadora de la Iglesia ortodoxa de Georgia. También los cristianos etíopes veneran a Hripsime. La bella iglesia está cercada por una valla metálica, pero un ensotanado desciende de un blanco BMW que ha plantado delante del atrio, tras atravesar la puerta de entrada, despreciando el parking exterior. Hombre soberbio pero de poca fe.



Echmiadzín (Vagharshapat) huele a incienso, se oye el frufrú de los hábitos talares de obispos y archimandritas, se siente el peso de la Santa Iglesia apostólica armenia. Es la sede del catolicós, de la catedral y del seminario y la universidad, la capital espiritual del país y de la antigua Gran Armenia, un conjunto de estructuras superpuestas a lo largo de los siglos, entre las que destaca la catedral, construida por San Gregorio el Iluminador como basílica abovedada, entre el 301 y el 303, justo cuando Armenia acababa de adoptar el cristianismo como religión estatal. Paseando por el complejo uno teme pisar donde no debe o fotografiar lo que no le está permitido, incluso en los jardines no levanta la voz, atemorizado por imponentes instituciones que han durado milenios. En uno de los muros interiores del complejo se exhiben en grandes paneles las joyas arquitectónicas de la Iglesia Armenia. Las fotografío.



Hasta la propia Rozana se relaja ante las ruinas de Zvartnóts. Es un lugar arqueológico, ya no sagrado. Aquí hubo otra catedral, la catedral de Zvartnóts (o de los ángeles celestiales), construida en la época en la que Armenia se encontraba bajo control bizantino, en el siglo VII. Tiene formas tan romanas que uno cree hallarse ante una villa o una ciudad imperial, incluso en un teatro clásico. Estuvo en pie hasta el siglo X, destruida quizá por un terremoto. El diseño es audaz: decorada con mosaicos, la planta tiene forma de cruz griega (tetraconcha), con un pasillo que la circunda, mientras en el exterior un polígono de 32 lados constituye un segundo cinturón. Es posible que tuviera tres plantas, pero los estudiosos no se ponen de acuerdo. El sol es abrasador a esta hora de la mañana. Imposible hacer una buena foto que dé cuenta del valor de las ruinas.



Quizá fuera la hora, quizá la digestión y modorra tras la comida en una Tavern Yerevan, que no merece ser consignada, quizá Rozana no pusiera suficiente pasión, pero la visita al Memorial del Genocidio Armenio (1967), en la colina de Tsitsernakaberd, pasó sin pena. Las placas de hormigón componiendo una rosa gris y fúnebre tampoco ayudan. Tan solo los tallos de flores frescas alrededor de la llama me llaman la atención, no la suficiente como para meditar en la terrible tragedia.




No hay comentarios: