Renzo

 

Caminando con Renzo por la costa asturiana, tuve una idea de cómo funciona el secuestro ideológico de la mente. Intercambiamos pareceres amables instructivos sobre nuestras visiones de Italia España los nacionalismos o Europa, con visiones más o menos parecidas, hasta que llegó el tema de la guerra de Ucrania. Para Renzo no había una guerra de Ucrania o una guerra de Putin sino literalmente una guerra de Biden. Todo era como desde tiempos inmemoriales, la intrusión de las sucias manos americanas en ese lado oriental de Europa. Ya no hubo intercambio sino que, como yo no quería polemizar, Renzo lo convirtió en un monólogo antioccidental. Solo me atreví a sugerirle que tuviese en cuenta los raptos las violaciones, el ataque inmotivado a edificios civiles, las muchas muertes. Solo tenía una respuesta: es la guerra.

El bombardeo del jueves contra un centro comercial en Vinnitsia se suma a una larga lista de acciones que han causado decenas de muertos

En los siglos anteriores al XX los ejércitos se apartaban de los lugares poblados para combatir en escenarios desnudos

Se supone que la política busca el bien general

Se supone que la guerra es el último recurso

Habíamos llegado a creer que las guerras de nuestro entorno se hacían para liberar a la población de un mal insoportable, que tras la guerra la gente recuperaría la dignidad a un coste tremendo de pérdida de vidas y ruina económica

En las guerras, con todos los matices, se enfrentaban los defensores de la humanidad contra las tiranías

Se supone que en la política moderna la población había alcanzado la condición de ciudadanos para dejar atrás la de súbditos

Pero la sorpresa de esta guerra es que muchos de nuestros contemporáneos, amigos y vecinos, no ven las cosas de ese modo

Creen que el agraviado o el violentado es Putin, como mucho Rusia (algunos siguen pasando en la URSS), Rusia donde toda idea de ciudadanía ha sido expurgada, donde no existe una información diferente a la oficial, donde el daño de la guerra, económico y mortal, lo sufren las capas más bajas de la población, a ser posible las no rusoblancas, sin ninguna posibilidad de autodefensa

El mayor argumento de nuestros amigos y vecinos en favor de esta posición es el realismo, también llamado geopolítica, que defiende un orden mundial por zonas de influencia por encima del interés de la población

No podemos pensar que estos contemporáneos nuestros sean inhumanos, solo que están a gusto con un formateo mental de décadas que les impide tener una visión más amplia sosegada y humanista de los conflictos