miércoles, 4 de mayo de 2022

Una ventana al mundo, de Isaac Bashevis Singer




"La peor escoria procede de quiénes quieren hacer del mundo un lugar mejor"


Se publican seis desiguales relatos, cinco inéditos, de Isaac Bashevis Singer.


1. Invenciones. Un ponente comunista en un congreso. El mundo está ordenado por el partido. Todo está bien, todo correcto, sin contradicción (es hijo de un rico propietario) en su mente y rutinas, incluso si fuese encarcelado encontraría las razones. Hasta que por la noche en el hotel tiene un sueño: se le aparece un viejo camarada amigo suyo, fiel comunista que ha sido arrestado en Moscú, acusado de defender ideas trotskistas. Si el espectro fuese real pondría en cuestión su entero edificio mental: el comunismo el ateísmo el materialismo el partido, todas sus convicciones y responsabilidades. A la mañana siguiente, al comenzar las rutinas, con el peso del espectro en la mente todo entra en duda.


2. El huésped. Reb Berish Zhichliner, caricatura del judío ortodoxo: barba blanca cara roja cejas pobladas y bolsas dobles bajo los ojos, hace sus oraciones matutinas. Por contraste, su alquilado, Morris Melnik, que lo ha perdido todo en la Europa de la guerra, familia y bienes, es un insolente descreído, un libertino. Muy entrada la mañana Morris Melnik se despierta mientras Reb entona los Trece Principios de la Fe. ¿Tras los horrores de los campos alemanes y soviéticos por los que Morris ha pasado, qué razones hay para tener fe? "Dios tiene su propio Treblinka, con demonios, trasgos, diablos y ángeles de la muerte. Queman a los pobres pecadores o los cuelgan de la lengua o de los pechos". Los horrores de la guerra y de los totalitarismos abren los ojos de Morris al cinismo, pero preserva su visión tradicional de las mujeres para uso de los hombres.


3. El último regalo. Priscilla Levy Clark es una millonaria de más de 80 años, cuatro veces viuda, con varias doncellas a su servicio. "El aroma mohoso de la vejez impregnaba el apartamento". Un joven masajista la despluma de todo salvo de un retrete de jade, regalo de uno de sus riquísimos maridos, quien más la había querido, tanto como para complacer cada uno de sus deseos, incluso los formulados en broma. Desposeída de todo y con un pie en la tumba quiere regalar ese retrete a su vecino, el escritor que cuenta la historia. El escritor no puede hacerse cargo porque vuela con urgencia donde su editor, en Nueva York. Muerta la dama, ¿habrá heredado el retrete de jade el nuevo inquilino? "Este retrete se convirtió en un símbolo del amor sórdido, de la búsqueda de riqueza y de la pasión del engaño, y de todos los deseos, ambiciones y vanidades mundanas".


4. El regalo de la misná. Reb Israel Walden un viejo judío ortodoxo, el último de una generación, vive en una casa no Kósher, en una ciudad de Polonia. Es viejo y tiene cataratas, pero cumple con los rituales. En la casa se respira un aire de conspiración revolucionaria para instaurar el comunismo triunfante en la vecina Rusia. Sus dos nietos conspiran en la casa junto a otros jóvenes, la nieta discurseando, el nieto seduciendo a otra chica. Mientras, Reb se queda ciego y trata de recordar pasajes y oraciones de la Misná, lo único que le une a la tradición familiar que irremediablemente se pierde.


5. Una ventana al mundo. Magnífico retrato de dos viejos escritores que ya no publican, Menahem Roshbom, un expansivo mujeriego de una sola novela, y Zimmel Heshseles, un barbilampiño y solitario solterón, autor de un único poema. Ambos se enfrentan al ajedrez en el club de escritores en yidis. Roshbom tiene fama de buen jugador pero quien termina echando abajo al rey es Zimmel. No han vuelto a publicar. Poco se sabe de la ascética vida de Zimmel, todo son maléficos rumores. Un día, el narrador, un escritor joven, asiste con asombro a la inesperada boda de Zimmel. Lena, una joven escritora que acaba de llegar de Buenos Aires, que además es su sobrina, se casa con él. Al ingenuo narrador que, sin embargo, confiesa haber leído a famosos escritores que escriben sobre sexo y adulterio, como Maupassant y Strindberg, una tarde, paseando por el parque de la ciudad, en un banco, bajo la sombra de un árbol, se le abre una ventana al asombro: se encuentra a Lena y a Roshbom platicando y besándose. De está gavilla de relatos, Una ventana al mundo es el mejor trabado por el dibujo de los protagonistas, la trama y el suspense que en pocas lineas genera.


6. Job. El último relato es una impugnación del comunismo. Un día un personaje estrafalario se presenta en la redacción del periódico yidis. Kopel Stein. "Apareció un hombre diminuto, con un abrigo negro demasiado largo y demasiado ancho, un par de pantalones grises holgados que parecían a punto de caérsele en cualquier momento, una camisa de cuello abierto y sin corbata, y un pequeño sombrero salpicado de manchas posado sobre la frente. Mechones de pelos entrecanos surgían de sus mejillas hundidas, bajándole hasta la parte inferior del cuello. Sus ojos saltones -de una mezcla de marrón y amarillo- me miraron burlonamente". Kopel le cuenta al narrador su triste historia, una historia de antisemitismo y racismo indiscriminado durante la época del zarismo y después, durante la revolucionaria: "Me di cuenta avergonzado de que la revolución no había cambiado nada. Todo seguía igual: alcoholismo, libertinaje, intrigas, robos, sabotajes. Después de todo, las cosas no habían hecho más que empezar". "La peor escoria procede de quiénes quieren hacer del mundo un lugar mejor". "No podemos vivir una vida al descubierto. Solo podemos ser contrabandistas, fugitivos, desertores. La gente, como los animales, necesita esconderse constantemente".


Hay decenas de religiones y cultos diferentes. ¿Por qué no un movimiento que predique el suicidio? ¿Cuánto tiempo seguiremos comportándonos como contrabandistas en la vida, solo para ser aplastados al final? Tengo la impresión de que muchísima gente está dispuesta a acabar con todo, pero carecen de valentía: el último empujón. Si millones de idiotas estaban dispuestos a morir por Hitler y Stalin y por toda clase de maníacos, ¿por qué no iba la gente a querer morir como forma de protesta? Debemos devolverle a Dios su regalo: esta abominable lucha por la existencia, que en todo caso acaba siempre en derrota. En primer lugar la gente debe dejar de tener hijos, de traer al mundo nuevas víctimas. Dejémosles a los canallas que tengan esperanza, que luchen por el pan, el sexo, el prestigio, la patria, el comunismo y todos los demás ismos. Si a la humanidad aún le queda un vestigio de espíritu, debería llegar a la conclusión de que toda esta sucia cochiquera no merece la pena”.


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