miércoles, 23 de marzo de 2022

Crates de Tebas en Mariúpol

 

Crates de Tebas fue un filósofo de la escuela cínica, discípulo de Diógenes, que vivió en la época en que Tebas sucedió a Esparta como potencia helena, antes de que Alejandro iniciase sus conquistas. La escuela cínica más que una filosofía era un modo y un estilo de vida basado en la sencillez. Crates se desprendió de sus riquezas y, según se dice, las distribuyó entre los pobres. Escribió un ensayo sobre el mejor gobierno que tituló Pera, la alforja, pues poco más que lo que cabe en un zurrón se necesita para el buen vivir. En Pera no eran bienvenidos 'el necio parásito y el disoluto que se solaza entre nalgas de prostituta'. En Pera no hay dinero ni comercio ni lujo ni nada que pueda excitar el placer y promover el vicio. Solo se produce lo justo, muy poco, y hay que repartirlo bien. Sus habitantes no compiten, no hay guerras. La mesura y la sobriedad son las normas.


La ciudad de Pera está en medio de un vaho vinoso, hermosa y opulenta, rodeada de mugre, sin propiedad ninguna, hacia ella no navega ningún insensato parásito, ni el relamido que goza con las nalgas de puta. Pero produce tomillo y ajos, e higos y panes, cosas que no incitan a guerras recíprocas. Y no se tienen armas para lograr riquezas ni honores”.


Si me detengo hoy en este filósofo es porque se cuenta de él que en una ocasión se le acercó Alejandro para preguntarle si deseaba que su ciudad natal fuera reconstruida, a lo que Crates respondió: "¿Para qué? ¿Para que otro Alejandro la destruya?"




Pienso en ello mientras veo las imágenes de las ciudades ucranianas destruidas. Como Mariúpol, de la que todo el mundo debería ver este documental terminal: terminal porque apenas nada queda de sus edificios y porque los últimos periodistas que documentaban la tragedia tuvieron que salir antes de que los detuvieran. Ciudades destruidas por las guerras posteriores a la Revolución rusa y después por los nazis y de nuevo por los rusos. Destruidas y vueltas a reconstruir. Decía Crates que los generales no son más que conductores de asnos.


Ante los cuerpos enterrados deprisa y sin ceremonia en las fosas de Mariupol, cabría recordar este comentario de Teles, otro filósofo de la escuela cínica:


¿Qué importa que no tengas tumba en la patria, sino lejos de ella? ¿Y qué diferencia hay entre ser quemado en el fuego o devorado por los perros o por los cuervos arriba o por los gusanos en la fosa?


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