Última hora de la tarde
Una brizna de luz entre las nubes
Treinta días sin nombre
Es marzo yo no lo sabía
Camino por el sendero de los pinos
Salto entre filas descompuestas de procesionaria
El viento las arroja al suelo
Es su última oportunidad de hacer nido
Filas deshechas de bichos que nadie ama
Pudriéndose en la tarde ventosa y fría
Ni un rayo de sol las despide
La primavera ha comenzado yo no lo sabía
Solo los pájaros parecen saberlo
El tiempo está descompuesto y el país y el mundo
Mi mente zambullida ha olvidado el mes y el día
Cuando bajo por el sendero del monte que lleva a la ciudad
Un guiñapo se arrebuja contra el respaldo de un pino
Tuerce el cuello con violencia
Clava en mí unos ojos hundidos llenos de ira
Los ojos de un hombre joven y oscuro
Me escupen Me cago en dios
Hace frío y el hombre está solo
Un par de corredores se me cruzan no saludan
La guerra no invita a la poesía
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