jueves, 17 de febrero de 2022

Atención, altamente tóxico

 



Los periódicos deberían llevar en sus cabeceras, al igual que las cajetillas de tabaco, la leyenda: Atención, altamente tóxico. Olvidado su viejo y honrado oficio de informar, hoy, se conforman con boletines para su grey, pues su actual función no es otra que la de conducir y mantener unido al rebaño. Los actuales lectores, perdido el hábito mañanero de inclinarse y escoger uno en el expositor del quiosco, pasan por el rito de paso de la suscripción, un acto de fe bautismal. Yo, con los míos. Fue pionero El Diario de Escolar (antes lo fue el Avui, en Cataluña), concebido para ofrecer y renovar desde sus tribunas la jerga lingüística de la conversación de izquierdas para buen uso de suscriptores. Tomemos un ejemplo reciente, esta tribuna: 'Neorrancios', manual para desactivar a una izquierda que se da la mano con la extrema derecha. Se le advierte al lector/feligrés: 'Cuidado, no seas un neorrancio, incluso sin saberlo, puede que acabes en algo peor, en rojipardo; entonces ya no habrá modo de salvarte, serás candidato a la excomunión'. Pues los lectores menguantes han devenido feligreses, que renuevan su fe mediante el pago anual de una cuota, como ocurre en las iglesias protestantes: nada más serio que ser expulsados del pensamiento correcto. Qué puede haber peor que no ser reconocido por tu tribu. En realidad, más que expulsados, sentirse excluidos, al fin, la mayor parte de las vidas discurren en el anonimato. Por ello, no hay que darle mayor importancia al asunto de la posverdad: los predicadores se dirigen a su público, saben que es inútil tratar de convencer a otros. Y quienes aparentan escandalizarse sueltan sus posverdades alternativas para su propia grey. Puedes librarte si ves en la cabecera de los periódicos la leyenda de su toxicidad. Estás de enhorabuena porque nunca como hoy ha habido mayor y mejor información, mejores análisis y mejores argumentaciones contra la mentira. Quienes se bañan en los vapores mefíticos de la posverdad lo hacen voluntariamente: suscriptores de pago de un único periódico. Con lectores menguantes y suscriptores insuficientes, los periódicos se ven obligados a recurrir a fuentes de financiación de las administraciones públicas a cambio de boletines generosamente subvencionados. Quedan en deuda.


Un asunto parecido al de la jerga, pero mucho más repugnante, es el del cuidado y abuso de niños. EP ha iniciado una larga campaña para destapar la pederastia en la Iglesia. Desde sus páginas ha apoyado que se abra una comisión parlamentaria, pero no sobre el grave asunto del abuso de los niños, sino restringida a la parte que afecta a la iglesia. Véase en el cuadro, cómo se distribuyen los agresores de los niños.




Cuando, aún así, se ve obligado a tratar abusos no eclesiásticos, el tratamiento que da es abyecto. Así en el caso de esta niña de Valencia, (“que denunció asesorada por el líder de la ultra España 2000”), donde no le importa convertirla de víctima en monstruo de perversión, cuando recoge lo que unas compañeras dicen de ella. Todo lo que le ha ocurrido se lo ha buscado. El tratamiento de este asunto es ejemplar, trasladable a cualquier tema: no hay interés real por la víctima, sino el de controlar daños, minimizar los propios y señalar al adversario. Y crear una atmósfera de condena. Como descreen de su capacidad de información investigación y análisis, no hacen nada por atraer a ‘la verdad’ a ovejas descarriadas de otros rebaños sino apretar las filas del propio para que nadie se desmande; somos los buenos, estamos en el lado correcto.


Así, hoy, en la campaña de autodestrucción que ha iniciado el partido principal de la oposición. En el fuego de trincheras periodístico, un periódico (EP) ofrece sus páginas a Casado y los suyos, no para fortalecerlo sino porque considera que es tan débil que es el adecuado para que su candidato triunfe contra él en las próximas elecciones. El otro periódico (EM) cede las suyas a la oposición a Casado dentro del partido porque considera que echar a Casado es la única manera de derrotar a sánchez. Así el primero trata a Ayuso como a la niña de Valencia, vierte sobre ella las peores sospechas: “La familia Díaz Ayuso: tres años de polémica en polémica”. Y al revés, el periódico de enfrente, se ceba en la debilidad de Casado. Para el primero Ayuso es una candidata temible, para el segundo Casado les lleva a la inexorable derrota.



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