Por qué les habríamos de perdonar, no digo que tengamos que odiarlos, pero después de que se hayan entrometido tanto en nuestras vidas, de que hayamos tenido que estar tan pendientes de ellos durante tanto tiempo, por qué habríamos de perdonarles. No les debemos nada, al contrario, han contraído una enorme deuda con cada uno de nosotros que nunca podrán pagar. Ni a ellos mismos les vale. Durante un momento saldrán en fotografías y vídeos y banderas ondearan a sus espaldas pero dentro de poco ya nadie les recordará, incluso en sus mentes flaqueará el recuerdo.
Míralo ahí tan pequeño y envarado tan constreñido dentro de su traje, cuál cree que es su misión, cuál su empeño, puede que en algún momento se avive su conciencia, no ahora, colonizada por un vacío tan lleno de sí mismo, sino cuando todo haya pasado y no quede ya nada del escenario sino una habitación mal iluminada, una sórdida tumba antes de tiempo, y se pregunte, porque todo el mundo se pregunta alguna vez, y todo esto para qué. Aunque en esa pregunta no cabrá el daño que hizo a otros, no podría soportarlo, nadie -pocos- lo añade a su pregunta, sino de qué sirvió estar en el escenario, aquel instante de fulgor que solo a él mismo le servía pues nadie más que él lo sintió, algo tan fugaz que mientras lo vivía no lo vivió, y solo tomó forma al recordarlo, aunque lo que ahora recuerda cree que se parece en poco a lo que sucedió.
Su madre le diría, está tu nombre, tu nombre detrás de una larga lista de nombres. Pero él sabe que un nombre no es nada, antes la humedad se comía los nombres, una infinidad de bichos el papel donde constaban, ahora se irá degradando la energía que lo contiene, bien sabe que nada perdura, pero aún así, aunque persistiese en algún documento nadie le pondrá cara, y aunque un celoso investigador diese con él en un archivo, pasados los años, y lo situase en un contexto, a mí de nada me servirá porque del mismo modo que a ese buceador de containers que ahora veo a través de la ventana se lo llevará el viento yo también desapareceré y hasta es posible que antes que ese hombre surgido de la nada volveré a la nada.
‘El sentido de la vida es que se detiene’ (Kafka).
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