Desde la publicación en 1943, El manantial de Ayn Rand ha sido un éxito continuado. También lo fue la película basada en la novela de King Vidor, en 1949. Ayn Rand que conoció la revolución comunista en Leningrado, donde había nacido, quedó vacunada para siempre del colectivismo y se convirtió en un apóstol del individualismo. Llegó a Estados Unidos con 21 años, en 1926. Después de 1917, y acentuada por la crisis económica de 1929, el mundo, según Ayn Rand, se convirtió al colectivismo en sus diferentes formas: comunismo, fascismo e incluso el New Deal que Roosevelt impuso en Estados Unidos en 1932. El Estado tomaba las riendas y el individuo desaparecía confundido en la masa. Ayn Rand, influida primero por Nietzsche y después por Aristóteles, llegó a la convicción de que la vida cobraba sentido en el individuo con autonomía y determinación. La creatividad e innovación eran fruto de la voluntad individual. El progreso humano dependía de la voluntad de los individuos. Después de años de dificultades, entre Hollywood y New York, ensayando como guionista de cine, autora teatral y finalmente como novelista, sin perder nunca su fe en una suerte de egoísmo racional, se oponía por todos los medios: periodismo, filosofía, política, a cualquier forma de tutela social sobre el individuo. Éste no debe sacrificarse a los demás ni tampoco utilizarlos en su beneficio. Visto con perspectiva se puede entender el éxito de Ayn Rand como consecuencia del giro histórico tras la derrota nazi en la guerra y el fracaso económico el comunismo en la URSS; igualmente los programas sociales de Roosevelt sólo comenzaron a funcionar cuando Estados Unidos entró en guerra e hizo que la economía se empeñase en ella, una economía de guerra. Si El manantial fue un éxito todavía lo fue más La rebelión del Atlas, publicada en 1957, que es el libro más vendido en la historia de EE UU después de la Biblia.
El manantial, la película de 1949 de King Vidor, es un fiel reflejo de las ideas de Ayn Rand que para un europeo de estos días es difícil de asimilar. El protagonista, Howard Roark (Gary Cooper), es un arquitecto vanguardista que no acepta ningún tipo de componenda con respecto a sus obras. No permite que haya ninguna intervención externa en sus proyectos. El momento climático se produce cuando los promotores de un proyecto de obra social lo modifican para adaptarlo a gusto de la época. Roark hace volar las viviendas recién construidas por lo que se verá sometido a juicio. En el juicio se dirime el núcleo de las ideas de Ayn Rand: ¿deben prevalecer las convenciones sociales, los acuerdos, por encima del perfeccionismo individual, el consenso por encima del rigor y la voluntad del individuo? Una película de ideas envuelta en un melodrama: el arquitecto, el director de un periódico populista y una periodista de la que ambos se enamoran. Los tres aman la libertad del individuo frente a las imposiciones sociales, aunque solo el arquitecto se mantiene firme en sus convicciones. Como los clásicos la película se mantiene tersa y se sigue con un interés que no decae.
"Solo una persona como Roark puede realmente honrar a los demás como 'fines en sí', porque solo una persona de su condición no siente la necesidad de utilizar o de instrumentalizar a otros para sus propios fines. Si hay un verdadero pecado original psicológico que suponga caer en el infierno de los demás y, por fuerza, faltar a lo que uno mismo es, consiste en preguntarse ¿qué piensas de mí?" (Eilenberger)
Es difícil encontrar a políticos, incluso a filósofos en la actualidad, que defiendan ideas con tanta convicción como Ayn Rand: individualismo frente a colectividad, egoísmo frente a altruismo y la defensa del capitalismo y la propiedad privada como necesarios para la autodeterminación personal. En España de los personajes públicos el que más se parece a Ayn Rand es Cayetana Álvarez de Toledo.
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