lunes, 7 de diciembre de 2020

Necesidad de ser reconocido

 

Balbuceamos políticamente cuando queremos defender nuestros derechos. Dudamos, no sabemos cómo establecer nuestra posición. ¿Cuando pedimos que nos hablen en nuestra lengua, que enseñen a nuestros hijos en ella, estamos pidiendo un derecho o es algo más?, ¿No es respeto, no es el reconocimiento de nuestro ser y no es que nos miren a los ojos y que sepan que estamos ahí y que confirmen nuestra existencia como ser político, no sentimos como afrenta que a unos se les reconozca y a nosotros no, que se me reconozca como ser político por el que obtengo visibilidad y que en el mismo movimiento los demás y yo tengamos conciencia de mi propia identidad?


Cómo podrían expresar su ser político quienes no tienen conciencia de sí, de su propia identidad, porque o les ha sido robada o no les han dado la educación para entenderse (lengua propia). Es en la mirada del otro cuando comienzo a saber de mí. Espero que me reconozca para que yo pueda decir yo, como yo lo reconozco a él. No hay política sin esa reciprocidad. Toda política nace de la voluntad de equilibrar la desigualdad, ya sea natural o social. Toda política es psicopolítica.


Prohibir, restringir, limitar el idioma natural de un niño, en el que ha ido forjando su identidad, es empequeñecer, jibarizar su modo de ser en el mundo, es condenarlo a ser un ser inferior, no reconocer la humanidad que hay en él.


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