domingo, 1 de noviembre de 2020

¿Volver a 1976?

 


Volvamos a 1976, rehagamos la Transición optemos por la República en vez de por la Monarquía Parlamentaria, nos dicen. ¿Esta opción no transitada, esa vuelta al comienzo, mejorará nuestras condiciones de vida, en qué sentido nuestra vida se alzará sobre un escaño para ser moralmente más justos y mejores, económica y socialmente más saludables, más modernos? Se hace insostenible defender que la escalofriante caída en el abismo de estos meses es fruto de la transición política de 1976 hacia la democracia. La naturaleza se ha invitado a la fiesta del largo velatorio, aunque no podemos cargar al 100% las culpas sobre ella, la torpe gestión de la política sanitaria reclama su cuota de culpa aunque sea por comparación con otros modos de proceder políticos. Es fácil que por un efecto de contigüidad muchos, convenientemente orientados, achaquen la enfermedad, la muerte y la miseria social sobrevenida a una crisis política que deriva de las fallas de la transición y que, en consecuencia, haya que volver al principio para rehacerla.


Es por la vía de los hechos por donde vamos a retroceder a 1976. Tendremos que empezar de nuevo, la pregunta es si en peores condiciones, más débiles y desilusionados, sin el optimismo y la voluntad colectiva de ser mejores, de alcanzar lo que los demás europeos habían alcanzado. Pero cómo reconstruir el edificio si se ha plantado y regado la planta de la desconfianza y del odio, si nadie asume un liderazgo restaurador.


No se ha instalado del todo en la mente colectiva lo que significa una pandemia, en el ambiente, seguro que en el ambiente mediático, prevalece la idea de que estamos ante una cuestión política (la moción de censura en estos días refuerza esa idea), en un enfrentamiento entre dos modos de gestión y de que de la victoria de uno de ellos depende que salgamos rápido de la situación en que nos encontramos. Para que nos abstraigamos de esa esquizofrénica pelea, la esfera mediática habría de cambiar, informar en vez de conformar mentes, asumir que la pandemia nos concierne a todos, que es nuestro enemigo común y que la única manera de derrotarlo es con la voluntad colectiva de hacerlo.


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