domingo, 22 de noviembre de 2020

Malas personas

 

¿Hace falta que un hombre muera para decir que fue un mal hombre? Llevan diciéndolo hace tiempo sobre uno que lo fue pero que ya no vive: Alfons Quintà. Ahora se publica un libro sobre él (El hijo del chófer).

La pregunta, ¿por qué no lo decían entonces,
cuando ese hombre estaba vivo y hacía mal uso de su poder, quienes trabajaban con él, como este Lluís Bassets que reseña el libro y que trabajó codo con codo en la creación de la edición catalana de El País? Hubieran ahorrado acosos sexuales (“fue un asediador sexual legendario”, dice el reseñista, y también “que supo traficar con la información para obtener más poder, con frecuencia mediante la amenaza y el chantaje”), y un modo de proceder infecto en los medios en que trabajó, en especial en Tv3, que el personaje fundó. La vida podría haber sido mejor si lo hubieran contado entonces, la atmósfera en Cataluña no se habría podrido como lo ha hecho.

Lo mismo sucede hoy con el vicepresidente
del gobierno. No sólo tienen que contarlo sus víctimas y los ministros, por lo bajinis: "es tóxico", dicen, "es peligroso para España y el PSOE", dicen, tienen que romper con él, ahora que estamos a tiempo. No lo harán.


No hay comentarios: