miércoles, 4 de noviembre de 2020

Corpus Christi

 



Si yo escribiese que esta es una película religiosa muchos decidirían no ir a verla. Se equivocarían. El hombre con el mundo (con la humanidad) que lo envuelve es complejo, ese debería ser siempre el punto de partida. Solo los simples y los fanáticos creen que todo tiene una explicación fácil. Seguramente que todo es explicable, pero necesitamos tiempo para entender. Los creyentes tienen un concepto para tratar de entender lo inexplicable, la gracia. El espíritu sopla donde quiere. Esa es la premisa de esta película. Un joven de 20 años con antecedentes que vive en un centro juvenil siente la llamada. Por un malentendido acaba en la parroquia de un pequeño pueblo donde se le ofrece la oportunidad de ejercer como vicario. El pueblo está viviendo un trauma como consecuencia de un accidente que ha acabado con la vida de varias personas, con víctimas y culpables. No tiene formación religiosa, ni los modos y maneras de un cura típico, se comporta y habla de un modo peculiar y conecta con la gente. Cumple una misión. Aunque la película no acaba ahí. Tiene un prólogo incómodo, una parte central asumible, comprensible, empática y un epílogo que nos descoloca pero que acaba de dar sentido a toda la película y que no puedo desvelar.


A los creyentes les chocará o les irritará aunque probablemente comprenderán el fondo de la película. Los no creyentes que la miren con espíritu abierto sentirán empatía por el personaje aunque dudo que asuman como aceptable lo que le mueve. A los primeros les conmoverá la expresión de lo incomprensible, de lo inefable en la experiencia religiosa. Los segundos verán la materialidad del asunto, la sociología del caso, la psicología del protagonista. Quizá unos y otros, junto con el director de la peli, Jan Komasa, alcancen a comprender que la religión no tiene que ver primordialmente con la trascendencia sino que es una forma destilada de humanidad. Corpus Christi es una película que no te dejará frío. No se parece en nada a las series y películas que acostumbramos a ver, nos remite a un cine que no está de moda, que nos incomoda y nos hace pensar. 


Haya de Turrientes.



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