Todavía sigue habiendo patrimonio desconocido. Mucho, un mínimo recorrido por nuestra geografía descubre lugares abandonados, semiprotegidos o inaccesibles. Nos corre prisa recuperar el Pazo de Meirás y el Valle de los Caídos, recuperarlo para el Estado y decidir qué se hace con él, pero qué pasa con otro tipo de patrimonio más valioso y que no está al alcance de cualquiera que lo quiera visitar. Dos ejemplos cercanos el uno del otro: la Cartuja de Porta Coeli y la casa que fue sede del último gobierno republicano, ambos en un recóndito valle de la Sierra Calderona. Ninguno de los dos es visitable. Hay que encaramarse sobre un muro para tener una vista panorámica de la cartuja, la puerta de entrada al recinto permanece bien cerrada y el muro protege incluso de las miradas. Peor todavía tener una mínima visión de la casa republicana: la puerta de acceso a la finca está muy lejos y es imposible hacer una foto. Me pregunto, mientras lo intento, ¿que hay del amor de los republicanos por la peripecia de la última república?
No hay comentarios:
Publicar un comentario