Contra lo que cabría esperar, en periodos críticos se imponen los malos gobiernos a los buenos porque la gente en vez de hacer un proceso racional de lo que sucede se aferra a sus creencias, lo que empeora la situación en vez de mejorarla. Sucede con la actual crisis pandémica pero probablemente empeorará cuando la crisis climática se haga más aguda. ¿Cuántos gobiernos están tomando medidas que preparen el futuro?
Curiosamente, líderes por quienes nadie nadie daba un duro se convirtieron en líderes indiscutibles en periodos de aguda crisis. Churchill, que animaba a acabar con las tribus salvajes de Irak en nombre de la civilización (“la provisión de todo tipo de bombas asfixiantes debería ser usado en operaciones preliminares contra tribus turbulentas”), cuando Gran Bretaña ocupaba ese país, se convirtió en un héroe que imantó a toda Europa frente al nazismo. Después de la guerra volvió a ser el hombre que era.
Los machotes han fracasado estrepitosamente en esta crisis, de Tramp a Bolsonaro y a Johnson (recoger todo lo que han dicho sería extenuante), pero por encima de todo han fracasado los populistas, véase López Obrador, Maduro, Sánchez. De los países autoritarios nada podemos decir porque no podemos fiarnos de sus datos. No han sido los machotes ni los líderes autoritarios ni los populistas quienes mejor han gestionado la crisis sino mujeres sin especial afán de protagonismo, como Merkel, o las que han presidido los gobiernos de Nueva Zelanda, Taiwán, Dinamarca, Islandia, Finlandia o Noruega. Mujeres.
Con respecto a España no recuerdo un líder político que agarrase al país por los hombros y le pusiese en marcha frente a la adversidad. No hay memoria de momentos críticos, en la España contemporánea, en que una voz se alzase para representar a todo el país. Solo voces partidistas que se elevaban contra la otra mitad del país. Esta ocasión no ha sido una excepción.
"Repasemos las declaraciones del hombre que durante seis meses ha orquestado la información sobre la pandemia. La primera fue, ¿lo recordarán?, Aquel memorable 'esto es una gripe y causará como mucho una o dos muertes'. Hoy, con más de cuarenta mil muertos, sigue compareciendo a diario con sus pronósticos. Su tono es comedido, serio, académico, como el de todos los curanderos y farsantes. He leído que ha desbancado a Rosalía en el deseo de quiénes querrían compartir un blablacar con él, pero no sé si esta es una noticia falsa o verdadera, porque también cuesta ya distinguir entre unas y otras. No sé, por ejemplo, si ese hombre de aspecto lisérgico habla y habla o solo es una pesadilla, como todo lo de la pandemia. Una mañana despertaremos y lo habremos olvidado, me digo, pero sea sueño o realidad, no lo hemos perdido de vista aún". (Trapiello, recién recalado en E Mundo)
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