Concentración. No me interesa nada la supervivencia política de sánchez, la de Casado, la de Iglesias o la de Abascal. Es más, me gustaría que se fuesen a su casa por este orden: sánchez por no querer ampliar la base de su gobierno llamando a un gobierno de concentración o al menos a un pacto de país con los demás partidos; Iglesias por añadir ruido maligno e innecesario, Monarquía/República, a los gravísimos problemas que ya tenemos; Casado por no ofrecerse y exigir con insistencia machacona un gobierno de concentración o ese pacto nacional; Abascal por añadir ruido maligno e innecesario con la moción de censura a los problemas que ya tenemos. Que se vayan a casa y que el rey nombre a un presidente de transición. ¿Por qué en Italia lo han hecho varias veces en los últimos años y aquí no es posible?
Incompetencia. No comprendo la falta de agilidad política en el mundo y en España. ¿Por qué siguen en el poder los mandos incompetentes de la OMS: Tedros, Neira? Si sánchez no quiere apartarse del poder ¿por qué mantiene a los responsables máximos de la quiebra española de la pandemia, Illa y Simón, en sus cargos, por qué no los sustituye por otros más competentes?
Ruina. Lo que me interesa es la supervivencia de los ciudadanos, física y material, vital y saludable, económica, social y moral. No puedo aceptar como gobernantes a gente que ha fallado dos veces en las previsiones, que no se rodea del mejor equipo, que no pide ayuda a otros más capaces que ellos.
Obcecación. Me decepcionan mis compatriotas que juzgan como bien superior la pervivencia política de sus líderes, de sus afines, a la propia supervivencia y la de sus convecinos. Es más saludable contemplar con frialdad lo que sucede, juzgar y pedir responsabilidades que, cuando llegue el momento de la visibilidad del destrozo físico y moral del país, entregarse a la rotura de escaparates, al saqueo de supermercados y al vandalismo histérico. ¿Cómo puede alguien preferir que sigan los suyos en el poder a salir del problemón de forma conjunta, como pueden defender el interés particular por encima del bien común?
Fracaso. Tantos años después estamos comprobando el fracaso de la sociedad al elegir a sus políticos, al aceptar una educación pública y privada tan mediocre, al desentenderse de los asuntos públicos entretenidos con divertimentos banales. Si las élites económicas y políticas los promocionan es porque nosotros lo hemos querido.
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