miércoles, 22 de julio de 2020

Sin piedad


En la educación que echo en falta está la televisiva. Es nostalgia aquellas veladas familiares en torno a la tele en blanco y negro, con un único canal y luego dos. Los Estudio 1 o el clásico que luego se comentaba en el trabajo o en clase. No digo que haya que volver a un tiempo pasado que es también añoranza de la juventud perdida. Esta noche La 2 ofrecía Doce hombres sin piedad dentro de una serie que recupera películas clásicas. Los actores eran formidables, por utilizar una palabra de la época, como lo era la realización y el guion, con algunos golpes de efecto que ahora no nos permitiríamos, como el Estudio 1 que hoy seguía a continuación, ofreciendo la misma obra en versión española, también con los mejores actores españoles de la época. Lo que hecho en falta es el espíritu que se desprendía de esos programas que entretenían y aleccionaban a un tiempo (Dulce et utile), no una televisión didáctica sino algún tipo de programa donde se aprenda a debatir y a respetar al adversario, en vez de la televisión de propaganda con que nos castigan, televisión de exhibición, pompa, galleo. En fin.



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