martes, 28 de abril de 2020

Una situación propicia


portada

Supongamos que abres el periódico por la mañana, no en papel, no es fácil conseguirlo ahora, sino en la tablet. Ves esa portada. Te sorprende. Separas el pulgar y el índice, los vuelves a juntar, hasta encuadrar la foto y poder leer el detalle de la leyenda. ¿Ataúdes de cartón? ¿Cuántos días llevamos encerrados? ¿Cuál es la palabra: encerrados, en cuarentena, confinados, vigilados, a resguardo, protegidos? ¿Pasan de los 45 los días? ¿Cuántos ataúdes han salido en portada durante estos días? ¿Ninguno? ¿Cuál es el centro de la pandemia? Es una difícil pregunta. ¿Alguna autoridad sanitaria mundial lo ha determinado? ¿Han establecido un criterio? No sé, ¿número absoluto de muertos?, ¿quizá el número de muertos en función de la población? O acaso, por la gravedad, ¿el número de sanitarios contagiados? ¿en absoluto?, ¿en relativo? ¿Quizá el alto riesgo en porcentaje de seguir infectándose por la baja medida en los test PCR? Por alguno de esos conceptos, Madrid podría ser un buen candidato para ser el centro de atención, sobre todo si, poniendo féretros en portada, queremos marcar el concepto ‘muertos’. Entonces, ¿esos féretros? ¿son de Madrid? ¿Ha habido durante algún día de estas ya largas semanas algún muerto español, en portada? No. ¡Son de Nueva York!

Cada día aprende uno como se va construyendo la narración. Desvía la atención, dirige el oprobio y la culpa. Elige bien al enemigo, vistoso, grande, visible, adórnalo con una semántica pegadiza, repite, martillea. Y oculta, ciega, diluye, distorsiona lo que puede hacer daño a nuestros protegidos.

Si está situación se prolongase nos destruiría. El distanciamiento físico exacerba las diferencias, convierte la política en el centro de la conversación: una idea de la política como manejo de ideas abstractas sin corporeidad. En una conversación habitual, en una tertulia no solo hablan las palabras, también lo hacen los cuerpos que llenan de matices las secas afirmaciones. Es como en el amor erótico, cuando los cuerpos se juntan desaparecen las diferencias entre los amantes por muy pronunciadas que sean, en el encuentro erótico arden los cuerpos y la antipolítica cede ante la amistad que nace, una amistad cívica en la que Hannah Arendt ve algo más vinculante que el simple juego estratégico de oposición al adversario.


Esta es la situación ideal para reforzar una narración omnicomprensiva, unificadora, dual. Los individuos están desprotegidos, abiertos a una información cerrada, dirigida, emasculada. Es cierto que hay más canales, que si uno quiere buscar halla. Pero el poder del poder es poderoso, domina los canales oficiales pero puede redirigir los no oficiales, como es el caso de ese vídeo o de los balcones. En Moscú a quienes hacen ese tipo de trabajo los llaman tecnólogos de la política, aquí, asesores. Han tenido un éxito arrollador (Putin, Trump). La mayor parte de la gente no tiene capacidad ni voluntad, ni ha sido educada para hacerse un juicio propio. Así nacen las dictaduras. No quiero decir que estemos a las puertas, pero es una situación propicia.


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