domingo, 12 de abril de 2020

Que no, coño



Acércalo un poco más, hacia la derecha, un poco más, así mejor, que los ojos queden centrados en pantalla, ¿está bien así? ¿doy bien?, que no haya reflejos azules en mi cara, ¿bronceada?, no, que va, es mi color natural, aunque no me privo de pasear por los jardines, quién no necesita el aire natural, no quiero que me vean con el envejecimiento súbito del doctor Simón, ni el desaliño de alguno de mis ministros y ministras, deberían cuidarse más, ¿quién les elije el vestuario?, no sé qué piensan, qué representan las ojeras de Montero o las de la sustituta de Simón, ¿son a posta?, hay que dar la cara, frescura, lozanía, somos el poder del Estado, por no hablar del poco esmero al elegir las palabras, el imperdonable titubeo o los errores de bulto cuando responden a preguntas malintencionadas, podrían hacer caer al gobierno si no estuviese yo aquí, sí lo sé, ellos no tienen teleprónter, pero podrían memorizar antes de acudir a la rueda de prensa, no hace falta que me lo digas, los escogí yo como ministros, bueno, lo hicimos juntos Red (*), de acuerdo a criterios de incompetencia con Migo, nadie puede destacar por encima de mí, lo sabemos, con esas dos excepciones impuestas, qué le vamos a hacer, razones de fuerza mayor, del de Galapagar no puedo prescindir, es obvio, aunque ya lo degradé a vicepresidente segundo, y la Calviño fue una imposición de la UE, así están las cosas, pero con los demás bajamos demasiado el listón de competencia, Red, ya no me puedo escudar en ellos, no hay nadie de altura a quien pueda echar a los leones para saciar la sed de sangre de la prensa de derechas, no me queda otra que el comité científico, sé que está gastado, pero no tengo otra,

¿todavía no son las tres?, ¿han comenzado los telediarios?, ¿todavía no?, sí, Red, he de remarcarlo, lo sé, ya veo subrayadas todas esas palabras: guerra, enemigo, victoria, armas, combate, frente, batiéndose, primera línea, posguerra, campos de batalla, ¿no te habrás pasado?, creo que las repites demasiado, ya sé lo de la repetición, sí, sé el tipo de gente que me escuchará a esta hora, y el efecto que buscas, lo sé, sé lo que quieres que entiendan, necesitan un Capitán General, un mando único a quien han de obedecer sin rechistar, pero me asalta una duda, ¿desde cuándo los generales siguen el criterio de un comité científico para entrar en combate?, ya, estoy de acuerdo, no hilarán tan fino, en sus cabecitas habrá prendido la idea de la responsabilidad del comité científico, el que ha cometido toda la sarta de errores, con eso nos basta,

eres un genio, Red, pocas ideas pero machacadas, lo de Capitán General que emerge en la mente del espectador por asociación sin nombrarlo es genial, como lo es lo de la unidad, ¿cuántas veces lo voy a repetir, veinte?, unidad, salvado por contraste, unidad, eres el genio de la propaganda Red, ¿quiénes están en contra de la unidad, la palabra sagrada del momento, por la que el pueblo babea?, toda esa faramalla en el Parlamento, el espectáculo de los políticos peleándose, cuánto tengo que agradecer a Lastra por inmolarse por mí, cómo disfruto viendo cómo se enzarzan, el pueblo no los perdonará, pecado de lesa política atentar contra la unidad en este momento, el pueblo no perdonará a quien critique a mi persona, nadie me puede criticar, estoy a salvo, gracias Red,

sobre los pactos, con seriedad, impávido hombre de Estado, el plan de reconstrucción de la posguerra, otra genialidad, posguerra, no hace falta decir más, salvo la lista de todos los que están invitados a participar, sindicatos, patronales, comunidades, ayuntamientos, fuerzas sociales, y al final, un añadido en la cadena, los partidos de la oposición, allá ellos si no acuden, no se les echará de menos, me gusta, plan de reconstrucción de la posguerra, con eso basta, dar contenido a esa frase sería quitarle la fuerza de la brevedad y la concisión, plan de reconstrucción de la posguerra, para qué más,

no entiendo Red, menos mal que tú me comprendes, que me critiquen por mi falta de emotividad, ni un gramo de emoción, he oído decir, ninguna empatía con las víctimas, ni un signo de dolor, de compasión, de luto, ni una mención a los muertos, no me ocultas nada, Red, sé lo que dicen, que no han visto a un político con un rostro más marmóreo, pero es que no se dan cuenta, soy un Hombre de Estado, estoy en lo más alto de la pirámide, debo mantener la frialdad, la soledad, debo comprender la ingratitud,

no puedo estar más satisfecho, creo que has hecho un buen trabajo, he de sonreír por ello, ¿ya es la hora?

no, esta vez no, no me pongas delante a una fan, no soporto el rostro melifluo, las lágrimas, no quiero ninguna monserga emotiva, yo con Migo, nadie más, ya les trato de tú, qué más quieren, el que filtra las preguntas que entre al final, ya está, la cámara y yo, vete, joder, ya está bien, ¿un fan?, que no, coño.

(*) Por Iván Redondo, el factótum monclovita

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