Acércalo
un poco más, hacia la derecha, un poco más, así mejor, que los
ojos queden centrados en pantalla, ¿está bien así? ¿doy
bien?, que no haya reflejos azules en mi cara, ¿bronceada?, no, que
va, es mi color natural, aunque no me privo de pasear por los
jardines, quién no necesita el aire natural, no quiero que me vean
con el envejecimiento súbito del doctor Simón, ni el desaliño de
alguno de mis ministros y ministras, deberían cuidarse más, ¿quién
les elije el vestuario?, no sé qué piensan, qué representan las
ojeras de Montero o las
de
la sustituta de Simón, ¿son
a posta?, hay
que dar la cara, frescura, lozanía, somos el poder del Estado, por
no hablar del poco esmero al elegir las palabras, el imperdonable
titubeo o los errores de bulto cuando responden a preguntas
malintencionadas, podrían hacer caer al gobierno si no estuviese yo
aquí, sí lo sé, ellos no tienen teleprónter, pero podrían
memorizar antes de acudir a la rueda de prensa, no hace falta que me
lo digas, los escogí yo como ministros, bueno, lo hicimos juntos Red
(*), de acuerdo a criterios de incompetencia con Migo, nadie puede
destacar por encima de mí, lo sabemos, con esas dos excepciones
impuestas, qué le vamos a hacer, razones de fuerza mayor, del de
Galapagar no puedo prescindir, es obvio, aunque ya lo
degradé a vicepresidente segundo, y la Calviño fue una imposición
de la UE, así están las cosas, pero con los demás bajamos
demasiado el listón de competencia, Red, ya
no me puedo escudar en ellos, no hay nadie de altura a quien pueda
echar a los leones para saciar la sed de sangre de la prensa de
derechas,
no me queda otra que el comité científico, sé que está gastado, pero no tengo otra,
¿todavía
no son las tres?, ¿han comenzado los telediarios?, ¿todavía
no?, sí,
Red, he de remarcarlo, lo sé, ya veo subrayadas todas esas palabras:
guerra,
enemigo, victoria, armas, combate, frente, batiéndose, primera
línea, posguerra, campos de batalla, ¿no
te habrás pasado?, creo que las repites demasiado,
ya sé lo de la repetición, sí, sé el tipo de gente que me
escuchará a esta hora, y el efecto que buscas, lo sé, sé lo que
quieres que entiendan, necesitan un Capitán General, un mando
único a quien han de obedecer sin rechistar, pero me asalta una
duda, ¿desde
cuándo los generales siguen el criterio de un
comité científico para
entrar en combate?,
ya,
estoy de acuerdo, no hilarán
tan fino,
en sus cabecitas habrá
prendido la idea de la responsabilidad del
comité científico,
el
que
ha cometido toda la
sarta de errores, con
eso nos basta,
eres
un genio, Red, pocas ideas pero machacadas, lo de Capitán General
que emerge en la mente del espectador por asociación sin
nombrarlo es genial, como lo es lo de la unidad, ¿cuántas veces lo
voy a repetir, veinte?, unidad,
salvado por contraste, unidad, eres el genio de la propaganda Red,
¿quiénes
están en contra de la unidad, la palabra sagrada del momento, por la
que el pueblo babea?, toda esa faramalla en el Parlamento, el
espectáculo de los políticos peleándose, cuánto tengo que
agradecer a Lastra por
inmolarse por mí,
cómo disfruto viendo cómo se enzarzan, el pueblo no los perdonará,
pecado de lesa política atentar contra la unidad en este momento, el
pueblo no perdonará a quien critique a mi persona, nadie me puede
criticar, estoy a salvo, gracias Red,
sobre
los pactos, con seriedad, impávido hombre de Estado, el plan
de reconstrucción de la posguerra, otra genialidad, posguerra, no
hace falta decir más, salvo
la
lista de todos los que están invitados a participar, sindicatos,
patronales,
comunidades,
ayuntamientos, fuerzas sociales, y al final, un añadido en la
cadena, los partidos de la oposición, allá ellos si no acuden, no
se les echará de menos, me
gusta, plan de reconstrucción de la posguerra, con eso basta, dar
contenido a esa frase sería quitarle la fuerza de la brevedad y la
concisión, plan de reconstrucción de la posguerra, para qué más,
no
entiendo Red, menos mal que tú me comprendes, que me critiquen por
mi falta de emotividad, ni
un gramo de emoción,
he
oído decir, ninguna
empatía con las víctimas, ni
un signo de dolor, de compasión, de luto, ni
una mención a los muertos, no
me ocultas
nada, Red, sé lo que dicen, que no han
visto a un político con un rostro más marmóreo, pero
es que no se dan cuenta, soy un Hombre de Estado, estoy en lo más
alto de la pirámide, debo mantener la frialdad, la soledad, debo
comprender la ingratitud,
no
puedo estar más satisfecho, creo que has hecho un buen trabajo, he
de sonreír por ello, ¿ya
es la hora?
no,
esta vez no, no me pongas delante a
una
fan, no soporto el rostro melifluo, las lágrimas, no
quiero ninguna monserga emotiva, yo con Migo,
nadie más, ya
les trato de tú, qué más quieren, el
que filtra las preguntas que entre al final, ya
está, la
cámara y yo, vete, joder, ya está bien, ¿un
fan?, que no, coño.
(*)
Por
Iván
Redondo, el
factótum monclovita
**
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