Me
cuesta leer textos que exigen continuidad, largos. Prefiero la
consulta de los periódicos, artículos breves, mezcla de combate e
información. Necesitamos descargar nuestra ira
y ver luz, las dos cosas. Pero he conseguido leer este libro, no
muy largo,
de un autor que tuvo su fama, del que compre libros que
no había leído. Y ahora lo leo en epub, porque me resulta más
cómodo. El orden de las historias es algo caótico y las escenas no
se definen con precisión, más
bien parecen apuntes que la memoria va rescatando.
Lo
que se cuenta discurre en 1945, cuando los nazis dominaban Chequia,
Checoslovaquia
entonces, pero
ya en retirada. La novela se publica en 1964. Los
personajes, menudos
y risueños en la percepción del joven protagonista,
están descritos por alguna habilidad, torpeza o excentricidad. Los
hombres más que las mujeres. Estas aparecen como relleno, al
servicio de las fantasías del varón. Otra
época. Esa
brevedad del trazo grueso y cómico no
sé si es debido a la voluntad de experimentación de aquellos años
o a la facilidad que Bohumil Hrabal, según he leído en algún
sitio, tenía para contar historias, como si el origen del libro
estuviese en la
oralidad.
La
novela la protagoniza un joven que entra a trabajar en una estación
de ferrocarril. Quiere aprender en una doble dirección, un oficio
que le deje
mucho tiempo libre, sin grandes exigencias, y ser un hombre. Esto
ultimo vertebra la ligera trama. Ha experimentado un gatillazo en el
primer encuentro amoroso
con su novia y quiere remediarlo, así que busca una mujer que le
enseñe qué debe hacer. Luego
está el decorado, la ocupación de los nazis, la resistencia, la
colaboración. Es
un simple decorado, no creo que se deban sacar lecciones morales o de
heroísmo político. Todo
contado con humor. Hasta
lo más trágico, en dos ocasiones, está diluido en el humor. La
sensación es la falta de densidad, de profundidad.
Podría ser un cómic.
Sin
embargo, la película de Jirí Menzel, de
1966, orcarizada,
me
ha interesado más. Quizá porque ver
exige menos que leer,
uno se deja llevar por el blanco y negro muy cuidado, muy bien
fotografiado, por la definición visual
de los personajes y
las escenas.
La falta de hondura de la novela pasa mejor en el cine. Además en
días como estos, necesitamos paisaje, aire libre, un cierto
romanticismo, también algún acto de heroísmo aunque como en el
caso del protagonista de
esta historia sea
casi sin querer.
Hay
que tomarse una pausa.


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