Ada Pérez García. La busca de Averroes (II) |
¿Se
ha vuelto peligroso lo social? Pongamos que soy un artista o así lo
afirmo poniendo mi nombre debajo de una composición, no soy muy
conocido, aunque el tema que voy a tratar lo es, está en primera
plana de todas las pantallas, tampoco soy original ni lo pretendo:
pongamos que cojo el cuadro más famoso del siglo XX, el grito, no el
grito de Munch, tan individual, tan metafísico, no, sino el de un
pintor comprometido con lo social, su solo nombre es un manifiesto y
su cuadro un griterío que ha recorrido todas las etapas cruentas de
la historia del siglo XX, en cada una hay ‘una perturbadora
actualización’ de ese cuadro, se me ocurre poner ese griterío
sobre una patera, desbordando una patera, una patera atestada, con
algunas de sus figuras en el mar, ahogándose en él, son
bidimensionales, pero los brazos abiertos y el grito en el rostro son
eficaces, pongamos que al fondo, sobre la línea del horizonte,
dibujo un crucero, no hace falta que se vea a los cruceristas
asomados a las barandillas, santiguándose o con la mano en la boca,
ni se me ocurre ponerlos en el trampolín de la piscina, qué
vulgaridad, la simple silueta del crucero bastará, no es muy
original la composición, se ha visto muchas veces como digo, pero no
me negarás que tiene su fuerza, es algo tosca, pero todo el mundo lo
reconoce, el famoso cuadro, la imagen del crucero, a quien
representan las figuras del cuadro, una larga tradición en la
pintura, incardinada en lo social desde Géricault, y en el
fotoperiodismo, recorrerá las redes sociales, un éxito instantáneo,
removerá conciencias, sentimientos, la cuestión es, ¿lo puedo
hacer?, ¿lo debo hacer?, sirve a una buena causa, pero ¿sirve a la
causa?, dejará a la gente satisfecha, el buen sentimiento del día,
¿pero cómo contribuyo a resolver el problema al que aludo, no lo
estaré agravando al poner cantidades ilimitadas de sentimiento sobre
la mesa, todas esas lágrimas de cristal urgiendo a una respuesta
rápida, no estaré contribuyendo a aumentar la cuenta de resultados
de Richard Gere, a promover un tipo de publicidad gratuita y efectiva
de los ricos y famosos sobre los cadáveres humeantes de los
desvalidos, echando sobre el sombrero del pobre en la puerta de la
iglesia unas monedas no retrasaré la resolución del problema
general del que ese pobre es síntoma, pues echadas las monedas no me
dedicaré a otra cosa más gratificante y me olvidaré de lo que ha
hecho derramar esas lágrimas?, además qué clase de arte es ese que
se funda en la complacencia, en la gratificación emocional de los
dedos ágiles y caprichosos que se mueven en las redes, en vez de
hurgar en la brecha de su incomodidad, de su hipocresía, de su
cinismo, cuándo el arte ha sido complaciente, pero reconozco que soy
un cobarde, no quiero ser un cenizo, no quiero resultar desagradable, y nadie me criticará porque nadie se atreve contra los buenos
sentimientos, a ver quién se atreve a contradecir a lo social, al contrario seré felicitado y otros
muchos seguirán mi ejemplo. No lo he compuesto hoy, pero es hoy
cuando ha volado en las redes, trending topic, sé que el mirón creerá estar viviendo una sublime experiencia de indignación compasiva aunque en realidad es un espasmo tan virtuoso como kitsch, sé que no soy un artista, pero soy buena gente, ¿soy buena gente? Firmado: "Guernica
2015", versión europea, por Javcho Savov.
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