sábado, 2 de marzo de 2019

True Detective 3



        En esta tercera temporada, autónoma de las anteriores, dos niños desaparecen. El hecho distorsiona las vidas de todos aquellos a los que toca: los padres humildes y destrozados, la policía, las autoridades y los ricos del lugar bajo sospecha, a los dos detectives que siguen el caso les tuerce la vida. Situada la acción en los Ozarks, el guionista sigue la vida de esas personas a lo largo de muchos años, deteniéndose en tres momentos concretos, porque el caso no se acaba de resolver, tres momento que acompasan la vida tortuosa del detective Wayne Hays: joven, adulto y con Alzheimer. Los capítulos van saltando adelante y atrás sin que se adivine un criterio. El por qué lo ha decidido así el guionista no está explicado, no tiene entidad lo que diferencia a los tres periodos, no aporta variaciones sustanciales, todo es exhibición de la supuesta inteligencia del guionista. Además, los actores, pese al oscarizado Mahershala Ali, no están bien, no se creen su papel, sobreactúan. Los diálogos, muchas veces interminables, no descubren nada, ni del caso, ni de las vidas atormentadas, ni tienen el vigor filosófico y moral que se le suponía en la primera temporada. Todo el mundo esperando la 3ª temporada para esto. Mala sin contemplaciones, tanto como la segunda o más, por pretenciosa. El guionista y factótum, Nic Pizzolatto, se ha creído tocado por la divinidad y ha practicado un ombliguismo insoportable. Qué derroche inútil de medios. Qué aburrimiento.


         Todo lo contrario que una humilde película que ha pasado desapercibida en la cartelera, Can You Ever Forgive Me?, una historia basada en una biógrafa real. Lee Israel, ante un traspiés profesional, en decadencia en todos los sentidos, decide falsificar cartas y documentos de escritores célebres para poder sobrevivir. El personaje, interpretado por una Melissa McCarthy que apenas sonríe en toda la película, desastrada, malhumorada, gorda, a contracorriente de todo, se hace con la pantalla. Es de esos personajes que nos rescatan de la zafiedad buenista y floral de la actualidad y de todas las pelis ‘Green Book’ que hemos tenido que soportar este año pasado. Hurra por Melissa McCarthy y Lee Israel.


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