Empoderarse

           Desconocemos lo que valemos, tanto como los demás, tanto como cualquiera. Menospreciamos nuestro poder o lo desconocemos o lo entregamos rendidos a quien nos engaña o nos seduce o nos manipula o nos lo exige o nos chantajea. Si algo debo a la lectura reciente de Lectura fácil de Cristina Morales, a pesar de mis objeciones, es darme cuenta de que apoderarse del propio poder es posible, la persona más humilde, la más postergada o explotada, la más insignificante puede hacerlo. Empoderarse. No sé si en castellano es la palabra más adecuada, ‘apoderarse’ me suena mejor. Dice Timothy Snyder, uno de los escritores luz, amigo y sucesor se podría decir de Tony Judt, que en 2010 algo se rompió en Occidente (“Alrededor de abril de 2010, el carácter humano cambió”). Las cosas no han vuelto a ser iguales desde entonces. ¿Cuántos se han dado cuenta? Un acontecimiento nos está modificando, la digitalización de nuestras vidas. No sabemos dónde nos llevará. Mientras tanto nuestra percepción de la realidad política está siendo manipulada. Dejamos atrás los medios convencionales de información por otros que creemos neutrales. En el nuevo mundo digital hay hechos sorprendentes si no inesperados: la invasión de Ucrania, el Brexit, la elección de Trump. Son eslabones de una cadena, síntomas de un cambio soterrado más decisivo. En los pedazos de espuma flotante que Google nos envía a las playas de nuestros móviles desde fuentes diversas no se aprecia el cambio. Necesitamos atar cabos, buscar fuentes de información fiable y si no sabemos cuáles son (los amigos pueden ser enemigos solapados, los medios que seguimos estar infiltrados por intereses venenosos), desconectarnos, no escuchar, no ver, no dejarse llevar. Ahora que llegan las elecciones generales en España, con esta campaña ya iniciada, tan pequeña, tan extremada, tan engañosa, sería el momento mejor para desconectarse, para tomar aire, dejar que los ecos vayan apagándose en nuestra mente y esperar al día de la votación para, empoderados, votar sin contemplaciones, porque lo hemos decidido nosotros, sin deber el voto a nadie.