sábado, 16 de febrero de 2019

El río de la conciencia, de Oliver Sacks



          El libro de Oliver Sacks es una recopilación de artículos, diez, de desigual interés que dejó preparada antes de morir. El más interesante, a mi juicio, es el que da título a la recopilación, El río de la conciencia, que trata de uno de los asuntos que más intriga a los neurocientíficos pero también a filósofos y psicólogos evolutivos, la naturaleza de la conciencia. ¿Qué es la conciencia, un fluir constante o una sucesión de momentos discretos que el cerebro computa como movimiento? Sacks repasa las metáforas que por analogía han tratado de entender qué sea la conciencia, desde la más antigua, el fluir del río (Borges: " El tiempo es la sustancia de que estoy hecho. El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río") hasta las más modernas, el zoótropo o los fotogramas de una película. Después hace un recorrido por lo que los científicos han dicho, desde Williams James (la conciencia no es una cosa, sino un proceso) a los neurobiólogos como Francis Crick y Kock que entienden por conciencia la histéresis, momento perceptivo o sensación de continuidad, lo que persiste más allá del estímulo. La conciencia sería el continuo solapamiento de momentos perceptuales sucesivos. Oliver Sacks concluye poéticamente: somos los directores de la película que estamos rodando, y esa película, cada fotograma, cada momento, somos nosotros.

          Aparte de la notable vindicación de Darwin como botánico, por motivos más autobiográficos merece detenerse en el penúltimo de los artículos. Sacks lo escribió en los últimos días de su vida. Habla de la homeostásis: “Nada resulta más fundamental para la supervivencia – ya sean elefantes o protozoos – que el mantenimiento de un entorno interno constante, sean las que sean las vicisitudes del entorno externo”. Sacks (1933-2015) hace un balance de su enfermedad, un cáncer terminal, de sus expectativas, del tratamiento terapéutico, de la diferencia entre estar bien y estar mal. Cuando las cosas van mal internamente, cuando el equilibrio autónomo, la homeostásis, comienza a escorarse de manera excesiva hacia un lado u otro, entonces uno se dice: “Me siento mal, algo me pasa”. Entonces, con el humor que le caracterizó, recoge una cita de Ralph Waldo Emerson: “He perdido mis facultados mentales, pero me encuentro perfectamente”. En todos los libros que escribió Oliver Sacks conjugó vida científica con vida vivida, su experiencia vital está en el origen de las investigaciones que emprendía. Un buen ejemplo es su maravillosa autobiografía, En movimiento. Una vida.


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