Últimamente
sólo veo películas de mujeres y son mejores que las demás. La
mujer como tema está en el aire, la industria las empodera para su
propio beneficio, claro está, y les concede un papel histórico que
quizá no tuvieron, pero está bien verlas fuera del corsé,
liberadas antes del tiempo presente.
Carmen
y Lola, por ejemplo. La veo
con retraso pero me llega. Un amor adolescente entre gitanas. Tratado
con gracia, sin entretenerse en los tópicos, sin cargar las tintas
en el mundo cerrado y prejuiciado de los gitanos. De una simplicidad
arrebatadora, podría decirse. Esa es su gracia, la
estética de la humildad y un realismo de barrio pobre, que
debemos a la directora novel Arantxa Echevarría. Entretenida,
amable, a ratos luminosa, en
comparación con otras españolas de este año de gran fama pero que
me han resultado peor que aburridas: El reino,
Campeones.
Viaje
al cuarto de una madre.
Otra peli española dirigida
e interpretada por mujeres, sin grandes pretensiones, pero bien hecha
y bien interpretada. Una madre y una joven hija que viven en un
pueblo e intentan salir adelante pero atendiendo a sus necesidades
afectivas.
María,
reina de Escocia. Película
muy entretenida y con menos empaque que La
Favorita, aunque otra vez
las mujeres en primer plano opacando a los hombres, aunque estos en
la realidad histórica se tomarían cumplida venganza por
salirse de los roles establecidos.
No es que ayude a entender esa parte de la historia, en el filo del
XVI al
XVII, Gran Bretaña antes de la Unión entre Escocia e Inglaterra. No
importa mucho la trama, las batallas, las disputas políticas, lo que
seduce de la película es Saoirse Ronan (María
de Escocia), imanta la
pantalla, también Margot
Robbie (Isabel I)
actúa bien, pero no es lo mismo. Da gusto verla. Contribuye
la exquisitez técnica, el vestuario, la peluquería, un
derroche de artificio, los
interiores oscuros, la
teatralización de la directora, Josie Rourke.
Quizá, como en Carmen y Lola,
lo que vemos no se atenga a los hechos, no
sea fiel a la estricta realidad, como
es propio en el cine
comercial, pero es agradable
ver esas peleas, ese carácter, el
drama condensado en unos pocos parlamentos, la
libertad ganada para mostrar a los personajes masculinos y femeninos
con sus tendencias y tentaciones al descubierto, aunque habría que
decir, que es una
libertad de ahora proyectada
hacia atrás, hablando
de un tiempo del que sabemos
poco.
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