lunes, 25 de febrero de 2019

Abuelas renqueantes



           El sol bullía en la superficie del río, en el periódico que me manchaba los dedos, la desesperanza. Entre pieza y pieza de lectura dejaba que mis ojos volaran por el dosel de ramas siguiendo la traza de los escasos pájaros de febrero. La temperatura era impropia del mes pero un vientecillo frío me tiene acatarrado.

- Le hago un vaticinio -dijo la voz.

Tardé en darme cuenta de quién me hablaba. Debió llegar mientras yo sobrevolaba las ramas de los plátanos desnudos. Giré la cabeza y vi el espectro de un cónsul romano. Una corona de pelo blanco sucio bajo un redondel liso y luciente.

- Quizá no le guste ‘vaticinio’ - dijo -, déjelo en pronóstico si usted es de los melifluos.

En la portada del periódico que tenía sobre las rodillas había una mano extendida, cinco dedos empujando un escudo transparente haciendo frente a un par de soldados en posición de combate. Venezuela.

- Se preguntará usted, ‘¿Quién es este tipo?’ Le digo mis credenciales: batallé en el Ebro, de eso hace ya mucho, la quinta del biberón, le sonará. No le digo en qué bando, no vaya a pensar que desde entonces mi cabeza no se he movido. Lo digo para que ate cabos sobre mi edad. Mi cuerpo está achacoso pero aún funciona -dijo señalándose el cráneo pelado.

Yo me preguntaba si estaba soñando. El hombre hablaba como si no esperase réplica de mi parte. Doblé mi periódico en dos partes, gesto que debió entender como que yo quería decir algo, pero apenas me dio tiempo a tomar aire.

- Si quiere otro día le cuento lo que allí vi. En el Ebro. Hay cosas más urgentes. Solo querría convencerle a usted de que esta es una hora crítica, y más viendo qué tipo de periódico lee. El Diario Femeninodijo con sorna.

Con automatismo traté de disimular el periódico bajo el dominical, pero no logré ocultar la cabecera visible en la portada.

- Le digo una cosa. Vox quedará tercero en las elecciones y Ciudadanos, cuarto, si no es sobrepasado por Podemos. Ese es mi pronóstico. Hay que estar ciego para no verlo.

Mientras hablaba el hombre me miraba de soslayo como recabando atención y luego desviaba su mirada hacia el río. Intenté iniciar una adversativa.

- Si ya sé qué me va a decir: sondeos, opiniones, andaluzas. No se moleste. Detrás de mis muchos años hay observación y experiencia. Infalibles. Como todo el mundo sabe han ocurrido dos hechos que están a punto de quebrar la columna del país. Lo de Cataluña ha sido un asalto en toda regla al Estado de Derecho. La primera respuesta de la sociedad fue civil, sosegada, racional. Pero no ha sido suficiente. Han seguido.

Yo arqueaba las cejas.

- El segundo acontecimiento es guerrero. No quiero decir que vayamos a la guerra. Es, será una respuesta viril, ponga, si le gusta más, una respuesta al sentimiento de humillación, al honor mancillado, de orgullo, qué se yo. Supongo que escucha a la gente de la calle, a los miembros díscolos o exaltados de su familia, ve lo que se dice en los grupos - señaló mi teléfono.

En el banco, como en todos los del paseo, caben cuatro personas, dos y dos. Yo miraba entre los viandantes a ver si alguno venía en mi auxilio a interponerse entre el hombre y yo. Pero cada cual iba a lo suyo. Un padre guiaba a una niña montada en una bici de juguete. Un hombre y una chica se cruzaron, ambos con cascos en el interior de las orejas, el hombre con el móvil en la mano, la chica en los bolsillos de un jersey de lana de cuello ancho. Ambos cotorreban en voz alta.

- Se alimentan mutuamente, sabe usted, Torra y Vox. Todos vamos a salir perdiendo. Como si no hubiera otras cosas de las que ocuparse. No es que lo vayan a conseguir, gobernar, uno y otro, pero van a hacer que los asuntos importantes queden en segundo plano. Mire lo que ha ocurrido esta semana con el Pacto de Toledo. Lo de Cataluña será muerte lenta, con cada vez menos estrépito. Vox no gobernará, pero hará que ese cantamañanas de la Moncloa, siga ahí cuatro años más. Tampoco es despreciable la virulencia feminista en el ascenso de ese partido, la respuesta del varón humillado. La sensatez y la inteligencia desaparecerán por un tiempo.

Como no me dejaba hablar yo miraba la portada del diario conservador que sujetaba con las manos. Cualquiera con unos pocos años de vida adulta sabía que el periódico jugaba con el recuerdo del chino interponiéndose ante un tanque en Tiananmen, cambiando el chino descamisado por la mano abierta de un niño. El sentimentalismo de los tiempos en primera.

- La rebelión fue lo de menos, lo más grave, tras el desconcierto que siguió, ha sido el aprovechamiento que los grandes partidos han hecho del asunto. La moción de censura, ¿cómo le llaman gobierno Frankenstein?, ha dado la talla del hombre que nos gobierna. También la indecisión del presidente anterior. En cuanto a ese partido, la esperanza blanca, me recuerda al CDS, ¿se acuerda?, con la diferencia de que Suárez venía de ser presidente del gobierno. Cómo se pueden cometer tantos errores en tan poco tiempo. Un hundimiento estrepitoso.

Otra vez abrí los labios para objetar, pero no me dejó.

- ¿Los españoles? No me haga reír, cuarenta años de bipartidismo. ¿Acaso no son suficientes?

Cuando levanté los ojos del dominical, de los rostros partidos de Almodóvar y Banderas, otra España muerta, el hombre ya no estaba. Por el paseo soleado pero ventoso seguían de aquí para allá padres con niños y abuelas renqueantes apoyadas en el brazo de hijas o nietas.


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