«Me llama la atención la distancia entre la calidad de los historiadores en España y la manera que tienen los partidos españoles, sobre todo de izquierdas, de utilizarla para dividir a la gente». (Barbara Loyer).
«La idea de identidad recibe hoy una admiración amplia y generalizada, puede ser fuente de orgullo y de confianza, pero la identidad también puede matar y matar desenfrenadamente». (Edorta Elizagarate).
«Pero el hombre mismo tiene una invencible inclinación a dejarse engañar y está como hechizado por la felicidad cuando el rapsoda le narra cuentos épicos como si fuesen verdades». (Nietzsche).
En
El País Vasco no llegaron a perpetrar un simposio como España
contra Cataluña: una mirada histórica (1714-2014) (Barcelona,
diciembre de 2013), bien es verdad que perpetraron algo mucho peor.
Quizá no lo necesitaban, porque la sociedad vasca está tan nacionalizada que no necesita que en una reunión les digan por
escrito y de viva voz, con el aparataje científico de la
historiografía, lo altos que son, lo azules que tienen los ojos y el
hermoso dorado de sus cabellos. Porque cuando hay consultas electorales,
¿qué porcentaje de esa sociedad vota abertzale?, ¿cuántos siguen
saliendo a la calle para mostrar su rabiosa identidad?, ¿cuántos
han condenado a ETA? Por eso un partido como UPYD, surgido de las
entrañas del dolor, tuvo nulo éxito. La sociedad catalana es
distinta, caben más, es inevitablemente cosmopolita, y las cárceles
del pensamiento no pueden atenazar como lo hicieron en los años de
plomo en el País Vasco. Fue en Cataluña donde surgió C’s.
Y
como
premio el ciudadano vasco recibe del Estado de promedio el doble que
un ciudadano del resto de las comunidades autonómicas, 4.170
euros frente a los 1.824 euros de un valenciano. El gasto por
estudiante en el País Vasco alcanza los 7.229 euros frente a los
4.995 de media. Datos de 2013. No es extraño, pues, que sus sistemas sanitario y educativo sean los mejores de España.
Por
eso, es una alegría que en el País Vaco exista una institución
como el Instituto de Historia Social Valentín de Foronda e
historiadores capaces de presentar trabajos como los que integran los libros que se comentan en esta reseña. De vez en cuando hay que
acudir a lo que el reseñista llama textos de gama alta.
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