"Aunque todos los seres humanos son sabios en potencia, en realidad eso sucede raras veces. Casi todos los seres humanos existen en un estado lamentable".(Confucio)
Esta
crónica en El País me ayudó a ver cómo mucha gente, no sólo
fuera de España sino aquí mismo, aprende a ver las cosas del
asunto catalán, y de otros asuntos.
John Carlin se hizo famoso con su libro sobre Mandela, Invictus, que contribuyó
a que el apartheid sudafricano se viese de una determinada manera, lo
mitificó.
En dicho artículo bastaron
unas palabras, tres,
en una cena para que ‘comprendiese’ cuál era la verdad del
asunto catalán.
“ Oigo estas tres palabras [Falta de respeto] casi siempre que hablo con amigos catalanes, incluso con aquellos que verían la independencia como una calamidad. Hasta las oí hace un par de meses en una cena en Bangladesh. Había un catalán y una catalana en la mesa. La catalana había vivido toda su vida adulta en el extranjero. Ambos dijeron que se habían convertido recientemente al independentismo. ¿Por qué? les pregunté. Respondieron al unísono: “falta de respeto”.
Ahí
se le anunció Gabriel. Eso le bastó para entender del asunto y
tomar posición. ¿Para qué hacer un trabajo de campo, recorrer
Cataluña, sus
variadas comarcas, los barrios de Barcelona, el área metropolitana, preguntar a este
y aquel
y fiarse de los datos y de la propia experiencia? ¿Es así como trabajan los intelectuales? Inficcionarse (sustituir la realidad por la ficción) es lo que suelen hacer los perezosos y los fanáticos. La
inteligencia es un mecanismo de adaptación, la sabiduría es el
resultado de pasar ese proceso por el cedazo de la moral.
Intelectuales
hay muchos, honestos, ¿cuántos?
Comprender
un asunto complejo requiere paciencia, trabajo, independencia,
experiencia. Esta
táctica, la
del vídeo,
aproximarse con
zalamerías y halagos a los intelectuales, la han utilizado ad
nauseam
los agitprop del independentismo.
Cuando los argumentos y la experiencia no
son propicios,
emoción para
las masas
y
principio
de autoridad para
los perezosos.
Qué sabe Chomsky del asunto catalán, su
‘autoridad’ no viene de sus estudios sobre Cataluña, pero
el nombre 'Chomsky' le suena a todo el mundo. Es
un claro ejemplo de deshonestidad intelectual. Vicio
que
está en las alforjas de los indepes, ¿también
en gente como Chomsky y
Martín Caparrós? Está
claro en
el caso de John Carlin, porque
si uno repasa sus escritos ve cómo la emoción, la simplificación y
la banalidad
son los motores de validación de lo que dice. Lo
mismo podría decirse de los escritos políticos de Chomsky.
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