El
ibuprofeno está haciendo efecto y aunque dolorido puedo continuar
hasta Zamora. La
salida a primera hora de la ciudad, hacia las siete y media, es
agradable. Las calles están desiertas y regadas y el aire fresco.
Frente
al Helmántico, desayunamos. La etapa es casi de descanso por las
largas rectas, salvo por algunas zonas de surcos endurecidos
alternadas con otras arenosas en
las que hay que estar alerta para no caerse de la bici. Por un motivo
u otro, a lo largo del camino, un zanja invisible, un banco de
arena, una piedra en
medio de la pista, los
tres nos hemos caído, y más de una vez. Nos
hemos hecho daño, pero las lesiones no nos han impedido continuar.
Entre Calzada de Valdunciel y El Cubo de la Tierra del Vino tenemos
que rodar durante 15 km por la pista que discurre paralela a la
autovía.
Entramos en la provincia de Zamora por la Comarca de la Tierra del
Vino. Es
ahí donde encontramos los duros surcos y los bancos de arena que nos
hacen en alguna ocasión bajarnos de la bici.
Repostamos
en Villanueva de Campeán, donde mientras Ani vuelve a trastear con
las alforjas, Ramón habla con uno de los muchos conocidos que tiene
en la provincia y
dos
andariegos que parecen estar cansados preguntan por un autobús que
les pueda llevar directamente a Zamora. En la zona cercana al feo monumento alzado para glorificar al camino, pasamos por tramos de sendero compartido con
un numeroso grupo de peregrinos franceses con leves mochilas que
habrán bajado de un autobús para hacer unos pocos kms. Son
grupos conducidos por un sacerdote que se suelen encontrar en el
camino. Nos
abre el albergue un hospitalero canadiense que tiene muchas ganas de
hablar.
martes, 19 de junio de 2018
8. Salamanca – Zamora
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